Uno de los momentos más emocionantes de mi infancia ocurrió en 1978, la noche en que Pedro José Rodríguez decidió el campeonato de pelota con un jonrón, en la parte alta del noveno. Bobby Salamanca perdió la voz al final del batazo, que fue sobre un tenedor de Rogelio García. Cheíto se quedó en home con los brazos abiertos, dándonos todo el tiempo posible para que retuviéramos aquel momento.
Teníamos al mejor equipo del país. Se llamaba Las Villas, pero le decíamos “La Trituradora Naranja”. En cada posición había una estrella: Pedro Jova (SS), Sixto Hernández (RF), Antonio Muñoz (1B), Pedro José Rodríguez (3B), Héctor Olivera (DH), Osvaldo Oliva (LF), Luis Jova (CF), Alberto Martínez (C) y Adolfo Borrell (2B).
Teníamos al mejor equipo del país. Se llamaba Las Villas, pero le decíamos “La Trituradora Naranja”. En cada posición había una estrella: Pedro Jova (SS), Sixto Hernández (RF), Antonio Muñoz (1B), Pedro José Rodríguez (3B), Héctor Olivera (DH), Osvaldo Oliva (LF), Luis Jova (CF), Alberto Martínez (C) y Adolfo Borrell (2B).
En esa temporada, sumando la Serie Nacional y la Selectiva, Cheíto conectó 44 jonrones, un récord que todavía nadie ha podido superar. Mi provincia entera se
detenía cada vez que el número 6 entraba en el cajón de bateo y Bobby Salamanca
daba tres golpes, como si alguien tocara a la puerta: “¡Pase usted,
Señor Jonrón!”, decía el mítico narrador.
En el verano de 1985, la Seguridad del Estado encontró unos pocos dólares en el equipaje de Pedro José Rodríguez, previo a un
viaje del equipo Cuba a Estados Unidos. No pudo defenderse ni apelar. Lo despojaron de toda su gloria con una tranquilidad escalofriante. El
periodista cubano Fernando Rodríguez revela en un libro los detalles de esa
injusticia que privó al béisbol cubano de una de sus estrellas más rutilantes.
A través de 30 entrevistas, Fernando hace públicos los
pormenores de un penoso caso del que hasta ahora solo se conocían rumores. 30
tablas estadísticas, 11 box scores y 105 fotos inéditas le sirven de apoyo en
su recuento. El libro, sin dudas, es un material invaluable para los que disfrutamos del
béisbol como uno de los signos más emocionantes y duraderos de la identidad del cubano.
Una fría noche, también de 1978, mi abuelo Aurelio y
mi tío Rafelito me llevaron por primera vez a un estadio. Fue en el 5 de
Septiembre de Cienfuegos. Cheíto conectó dos jonrones y Muñoz uno para derrotar al Matanzas de Jorge Luis Valdés. Las pelotas desaparecieron en la neblina de
febrero, hacía frío, las manos nos dolían de tanto aplaudir.
30 años después, es que un libro por fin puede explicarle
al niño aquel cómo fue que perdió a su héroe.
6 comentarios:
Muchas gracias Camilo, muy emotiva tu cronica. A los interesados en el libro lo pueden comprar en amazon.com y tambien llamarme al(786) 523-5819 o escribirme a: ferna.rodriguez74@gmail.com
¡Carajo!
Era una técnica usada por el G2 para eliminar de la presencia pública a algunas figuras que se habían destacado y por motivos desconocidos para nosotros, aunque nos los imaginamos, habían perdido el favor y la confianza del "aparato".
Yo conocí en la prisión, por el mismo motivo y también a mediados de los años ochenta al "Grafo" Valdés que, pudiendo emigrar a principios de los sesenta, se quedó porque creyó en la revolución y llegó a ser comisionado nacional de Polo Acuático, y con él estaba también preso su segundo o vice. En una salida con el equipo les encontraron varios dólares a ambos en los bolsillos. Segun informaciones que no tengo como comprobar ni desmentir, sumados los ocupados a los dos totalizaban 17 dólares.
Un abrazo,
Simón José Martí Bolívar.
¡Este es demasiado emotivo!
¡Gracias!
Ayer mismo, transmitiendo la pelota, recordaron esa frase de Salamanca. En el estadio de Cienfuegos hay una gran imagen de Cheíto. ¡¡¡¡No sabía de ese triste suceso!!!
Hermoso homenaje a un pelotero que si hubiera estados en Grandes Ligas fuera del Salon de la Fama y que la revolución destruyó como a muchos otros. Es una vergüenza esa dictadura que respondía a la egolatría de un hombre.
Camilo me recuerda siempre esa escena de Dumb and Dumber, donde Daniels le dice a Carrie: Justo cuando pensaba que no podías ser posiblemente mas tonto, vas y haces algo como esto...y te redimes completamente!!
Parafraseando digo: justo cuando pensaba que no podías escribir mejor, vas y escribes algo como esto...y te redimes completamente!!!
El Cami, genial.
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