31 octubre 2011
La ciudad que más me gusta a mí
28 octubre 2011
El tranvía que no llegó, el que se nos fue
Huerto cerrado
Los puentes de Manicaragua
27 octubre 2011
La roca que ataja al Hanabanilla
25 octubre 2011
La columna de El Nicho
24 octubre 2011
Un mar entre montañas
En mi calle también hay una acera gris
22 octubre 2011
Calle Oriente 142
21 octubre 2011
Tracción animal
20 octubre 2011
Aldo Yero Mosteiro
19 octubre 2011
Aura tiñosa
de esa bestia negra y hosca
que un día nos llegó a dominar
sin que fuéramos capaces
de advertirlo.
Entiende el peso específico
del silencio que hace
cuando extiende sus alas y mira.
ha recobrado
lo que no queremos,
la carne y el paisaje
de la tierra que dejamos
ahora le pertenecen.
Su reino sigue estando
en las nubes,
pero ya no hay un firme
que no sea suyo.
Aprende a volar como el aura
pero,
por favor,
nunca llegues a levantar
ninguno de los dos pies del suelo.
18 octubre 2011
Santa Clara
Cuestión de fechas
17 octubre 2011
Pie de foto VII
Pie de foto VI
14 octubre 2011
Pie de foto V
Pie de foto IV
12 octubre 2011
Pie de foto III
Pie de foto II
Pie de foto I
11 octubre 2011
Siete puertas
Señal
La torre de Mal Tiempo
10 octubre 2011
La frontera de Cruces
Santa Isabel de las Lajas querida
09 octubre 2011
Soundtrack
Durante mis 10 años de ausencia, me imaginé el viaje de regreso a Cuba de muchas maneras. Dormido o despierto, trazaba rutas, simulaba encuentros y ensayaba situaciones. Pero debo confesarlo, esos 15 días fueron infinitas veces más intensos y mejores que todo lo soñado.
Ni siquiera las ruinas de tantas cosas importantes para mí sofocaron la euforia. Sí, es duro no encontrar ni rastros de lugares esenciales. Duele, por ejemplo, que ya no estén los andenes de Arango, el sitio donde aprendí a hablar como un ferroviario. Pero hay un paisaje humano que ha sabido soportar todo vendaval y ese fue el país que más disfruté.
Cada vez que pensaba en los trayectos por las rutas cubanas, hacía una selección de la banda sonora que me acompañaría. Nos llevamos un iPod de apenas 8 GB. Suficiente para cargar con lo que sonaría durante los más de dos mil kilómetros que recorreríamos entre un extremo y el otro del itinerario.
Beny Moré, Bob Dylan, Paquito D’Rivera, Eric Clapton, Gonzalo Rubalcaba, The Allman Brothers Band, Andrés Calamaro, B.B. King, Celia Cruz, J.J. Cale, Arsenio Rodríguez, Pat Metheny, María Teresa Vera, Paul Simon, los Matamoros, Leonard Cohen, Pablo Milanés, Lucinda Williams, Lynyrd Skynyrd, Mississippi John Hurt, Marta Valdés, Nick Drake…
Antes de entrar al túnel de La Habana, a punto de pasar por debajo de la bahía, rumbo a la ciudad que posee la Isla en el centro, era inevitable poner a Calamaro. Cuando las luces nos dieron en la cara, el Salmón cantaba el estribillo de “Mi gin tonic”:
“Hay días para quedarse a mirar,
hay días en que hay poco para ver,
hay días sospechosamente light,
hay un deseo que pido siempre
que pasa un tren…”