En la ceremonia de entrega del Premio Sajarov 2010, que otorga el Parlamento Europeo, la silla de Guillermo Fariñas permaneció vacía. Una bandera cubana ocupó el lugar del incansable luchador por los derechos humanos. Esa es la mejor respuesta que puede recibir el triste sentido del humor de Mariela Castro, quien hace muy poco aseguró que le “da risa cuando hablan de libertad de expresión en Cuba”.
El régimen que encabezan el padre y el tío de Mariela, finalmente impidió que Coco Fariñas saliera de Cuba y viajara hasta Estrasburgo, Francia, para recibir el Premio Sajarov 2010. “Esta silla vacía demuestra cuán necesario es este reconocimiento, que cada año rinde homenaje a una figura defensora de los derechos humanos en el mundo”, dijo Jerzy Buzek, presidente de la Eurocámara.
“¿Quién calla a los cubanos?”, se preguntó Mariela Castro casi el mismo día en que su padre le negó el Permiso de Salida a Fariñas, para tratar de enmudecer un espíritu emancipador que ninguna tortura ha logrado parar. Llama demasiado la atención el contraste que hay entre el alegre discurso de Mariela y las apocalípticas confesiones de su padre. Parecería que no viven en el mismo país, que hablan de realidades distintas.
Mientras Raúl Castro ordenó que la silla de Coco Fariñas en Estrasburgo se quedara vacía, aseguró que ya no había tiempo para seguir bordeando el precipicio y que estaba a punto de hundirse el esfuerzo de generaciones enteras. Demasiado triste para que de risa, ¿no te parece, Mariela?
1 comentario:
Directo al pulmó de una mujercita que no tiene bofe.
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