En Cuba se hicieron, en la primera mitad del siglo XX, algunas de las revistas más importantes y revolucionarias del idioma español. Aún hoy, muchas de los recursos y secciones que idearon Carteles o Bohemia, mantienen su vigencia. En la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones había una mesita de noche donde se atesoraban los primeros números de Bohemia de 1959.
Hojeando aquellas páginas macilentas, heridas por las polillas, pude entender mejor la historia de aquellos años. Gracias a eso, desarrollé cierta inmunidad contra los cuentos infantiles que nos hacían en las clases de Historia de Cuba. Luego también advertí que mirando aquellas páginas desarrollé cierto gusto por el diseño (al que aún hoy le saco provecho).
Como ya no tengo a mano la mesita de noche de mi abuelo Aurelio (quien hoy, 2 de diciembre, cumpliría 102 años); cuando tengo deseos de volver a tocar aquellas maravillas, suelo acudir al Archivo de Connie. Algunos minutos junto a esos PDF, me ayudan a recargar las energías que exige mi labor creativa.
Hoy me causó especial gracia este anuncio de Polar, una marca que, pocos meses después de publicado tan optimista slogan, fue intervenida y tuvo que marcharse a Venezuela (donde cuarenta años después le dio alcance el mismo fantasma). Al menos tiene razón en parte, el error del pueblo no estuvo a la hora de elegir la cerveza.
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