Ayer, alrededor de las ocho de la noche, en su muro de Facebook, la poeta cubana Odette Alonso admitió que a veces extraña el mar. “Ahora mismo me gustaría pensar que está cerca aunque no lo viera desde aquí... Es distinto si uno sabe que a unas cuadras puede verlo, respirarlo…”
Juan Carlos Recio, Niurkita Palomino, Niurka Calero y otras 5 personas más marcaron de inmediato que les gustaba la frase. Niurkita Palomino, además, escribió algo: “Te entiendo”. Yo fui el único que no estuvo de acuerdo y dejé por escrito mi razón: “El arroyo de la sierra me complace más que el mar”.
En el Paradero de Camarones, cuando llovía mucho, las cañadas crecían y mi abuela aseguraba que parecían un “brazo de mar”, desde entonces data mi desinterés por esa masa azul que solo me ha servido de brújula en las ciudades que miran hacia ella.
“Y sin embargo tú tienes el malecón ahí al alcance de tu mano... ¡ay!”, me puso Odette, que una vez me hizo llegar una larga comparación entre los malecones de La Habana y Santo Domingo.
“Sí —le respondí—, pero cada vez que puedo lo evito. Ahora, si tú me dijeras el lago Hanabanilla o el río Arimao...”. El diálogo se extendió por mucho más tiempo y en él participaron muchísimos cubanos.
La última frase la dijo Viky James Pérez: “Un día, en Toluca, ya no soportaba mi ánimo. Repasé detalles, lo que me pasaba, y cuando pasé por Ixtapan de la Sal y pude ver el cielo azul, descubrí que hacía 7 meses no veía el mar. Desde entonces miro una fotografía”.
Ayer el mundo se mantuvo en vilo por una inminente guerra en Corea, Irán transmitió a la ONU el pacto del uranio y Berlusconi aceleró la aprobación de la “ley mordaza”; pero Odette Alonso extrañaba el mar y muchos preferimos entretenernos en eso.
Juan Carlos Recio, Niurkita Palomino, Niurka Calero y otras 5 personas más marcaron de inmediato que les gustaba la frase.
En el Paradero de Camarones, cuando llovía mucho, las cañadas crecían y mi abuela aseguraba que parecían un “brazo de mar”, desde entonces data mi desinterés por esa masa azul que solo me ha servido de brújula en las ciudades que miran hacia ella.
“Sí —le respondí—, pero cada vez que puedo lo evito. Ahora, si tú me dijeras el lago Hanabanilla o el río Arimao...”. El diálogo se extendió por mucho más tiempo y en él participaron muchísimos cubanos.
9 comentarios:
Casa abierta en el Mar de la mancha para los dos, para muchos en ese grupo, pero ustedes dos, los dos juntitos vengan ya!
besos
Sonrío.
Sonrío y miro el mar, así como en la foto. A ese mar de la foto lo extraño especialmente. Pero el mar de La Mancha... ¡ése quiero conocerlo!
Besos.
Ay mi madre yo que veo en esa foto la continuidad del mar en los de Odette te digo, que las posas, las charcas, Río negro, el salto del Hanabanilla, son esa otra profundidad donde zambullirme y escapar y volver a ser niño aún cuando desde el oscuro fondo de algún río me ladren los perros
Siempre que leo estos poemas tuyos tan completos y la forma como lo dices, me pudro de felicidad hasta las lágrimas, gracias viejo, lágrimas negras de corazón
Ay mi madre yo que veo en esa foto la continuidad del mar en los de Odette te digo, que las posas, las charcas, Río Negro, el salto del Hanabanilla, son esa otra profundidad donde zambullirme y escapar y volver a ser niño aún cuando desde el oscuro fondo de algún río me ladren los perros.
Ay mi madre yo que veo en esa foto la continuidad del mar en los de Odette te digo, que las posas, las charcas, Río Negro, el salto del Hanabanilla, son esa otra profundidad donde zambullirme y escapar y volver a ser niño aún cuando desde el oscuro fondo de algún río me ladren los perros.
Amo a Odette y te amo a ti. SALVADOR LEMIS
Y yo los amo a los dos y a Márgara y a Recio... Hoy que me siento especialmente amadora, los beso y los abrazo!
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