07 septiembre 2009

Para aprender a soñar como Joaquín

A principio de los años noventa, cuando la crisis económica obligó al cierre de casi todas las publicaciones cubanas, la revista El Caimán Barbudo fue desalojada de su caserón en la calle Paseo y su equipo tuvo que marcharse a la Editora Abril. La antigua redacción de El Diario de la Marina, donde Gastón Baquero había escrito las mejores páginas del periodismo cultural cubano, era ya en ese entonces un edificio en ruinas.
Como no había nada que hacer, todos los que trabajábamos allí éramos capaces de tramar cualquier cosa para no morirnos de aburrimiento. Ni el aire irrespirable del edificio, ni la falta de papel lograron cruzarnos de brazos. Recuerdo que en unos recortes encontrados en el basurero de la imprenta, Bladimir Zamora y yo logramos imprimir un cancionero de Benny Moré y algunos textos sobre el Bárbaro del Ritmo.
En aquella aventura de hacer lo que fuera por tal de no darnos por vencidos, nos acompañaban un diseñador, Alí; un realizador, Armandito, y dos periodistas, Luis Felipe Calvo y Joaquín Borges Triana. Cuando hacíamos una lista de los libros que editaríamos si tuviéramos con qué hacerlos, siempre incluíamos una compilación de los textos que Joaquín Borges Triana había publicado en su columna Los que soñamos por la oreja.
Por eso me dio una inmensa alegría la noticia de que en Barcelona acaba de publicarse el libro Concierto cubano: La vida es un divino guión, un volumen donde el viejo Joaquín, según sus propias palabras, intenta “trazar una historia de las principales tendencias sonoras abrazadas por las nuevas generaciones de músicos cubanos a partir de la segunda mitad de los 80”.
La persistencia con que Borges Triana ha ido consignando todas las sonoridades producidas por los más jóvenes creadores del panorama musical cubano, nos permite tener una visión mucho más clara de lo más relevante que ha sucedido en la isla en materia de hip hop, pop, rock, metal y las diferentes variantes de la nueva canción.
En aquella época no pudimos publicar casi nada de lo que se nos ocurría, pero nunca es tarde para aprender a soñar como Joaquín. Léanse Concierto cubano: La vida es un divino guión… y sabrán lo que les digo.

3 comentarios:

Iván Darias Alfonso dijo...

Camilo, hace poco compré el libro de Joaquín. Sólo lo he ojeado un poco, pero el texto asombra por su rigurosidad y sobre todo por las fuentes consultadas, lo que me da la esperanza de que puede ser uno de los mejores textos publicados sobre la música en Cuba durante los 90.

Joaquín Borges Triana dijo...

Querido Camilo:
gracias por tu post de ayer. Ese fue el tema de la conversación esta tarde entre nuestro querido Blado y yo. Lo cierto es que a pesar de lo duro de aquellos años a inicios de los noventa, algo nos dejó de bueno y fue la sincera amistad que todos los miembros del grupo de entonces nos profesamos, mantenida desde y en la distancia que ahora nos separa. Un abrazo fuerte y gracias de nuevo por tus palabras, Joaquín.

Anónimo dijo...

Ha nacido una estrella,otra. Pásate por allí.