El cambio de casaca de Johnny Ventura ha generado disímiles reacciones entre los dominicanos. Algunos han aplaudido con vehemencia el sorpresivo apoyo del Caballo a la reelección de Leonel Fernández. Otros, en cambio, han denigrado su renuncia al PRD, el partido en el que Ventura militó con fervor y por décadas.
Al leer el debate que provocó la noticia en CLAVE DIGITAL, me llamó la atención que no pocos perredeístas aseguraran haberse deshecho ya de la obra de Johnny. Otros tantos, juraban que no bailarían nunca más con la música del legendario intérprete.
Lo que encarna Johnny Ventura, lo que significa para la cultura caribeña, va mucho más allá de coyunturas politiqueras y festivales electoreros. Johnny Ventura es ya parte indisoluble del patrimonio dominicano y no es posible imaginarse el sonido de este país sin su música. Y al que no me crea, le digo ahorita, cuando todo esto pase.
Al leer el debate que provocó la noticia en CLAVE DIGITAL, me llamó la atención que no pocos perredeístas aseguraran haberse deshecho ya de la obra de Johnny. Otros tantos, juraban que no bailarían nunca más con la música del legendario intérprete.
Lo que encarna Johnny Ventura, lo que significa para la cultura caribeña, va mucho más allá de coyunturas politiqueras y festivales electoreros. Johnny Ventura es ya parte indisoluble del patrimonio dominicano y no es posible imaginarse el sonido de este país sin su música. Y al que no me crea, le digo ahorita, cuando todo esto pase.
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