El sindicalista que se disfraza de Bin Landen, se apropia de la marca del Che y apoya a Miguel Vargas Maldonado, un negociante furibundo que basa su éxito en el trueque neoliberal. El comunista que se va de turismo por los campamentos selváticos de una narcoguerrilla y después se pasea por la ciudad en su BMW, al cual le ha puesto una pegatina roja y negra.
Los cantautores que componen jingles de 8 a 6, melodías fáciles para estimular el consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos en los más jóvenes; para luego, en la noche, de 8 a 12, cantar panfletos comprometidos, escritos rabiosamente contra el capitalismo, la explotación del hombre por el hombre y la economía de mercado.
El periodista que no se pierde una Liga de la Toronja y va de estadio en estadio, comiendo manjares y agradeciendo obsequios a las estrellas del Big Show; para luego, ya de vuelta a casa, celebrar que Fidel Castro prive a los cubanos de ver las Grandes Ligas, ese "asqueante espectáculo". Cada uno de estos ejemplares son, en mayor o menor medida, muestras de la involución de la especie revolucionaria.
Los cantautores que componen jingles de 8 a 6, melodías fáciles para estimular el consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos en los más jóvenes; para luego, en la noche, de 8 a 12, cantar panfletos comprometidos, escritos rabiosamente contra el capitalismo, la explotación del hombre por el hombre y la economía de mercado.
El periodista que no se pierde una Liga de la Toronja y va de estadio en estadio, comiendo manjares y agradeciendo obsequios a las estrellas del Big Show; para luego, ya de vuelta a casa, celebrar que Fidel Castro prive a los cubanos de ver las Grandes Ligas, ese "asqueante espectáculo". Cada uno de estos ejemplares son, en mayor o menor medida, muestras de la involución de la especie revolucionaria.
1 comentario:
Así que Fidel Castro considera a las Grandes Ligas como un "asqueante espectáculo"...Resulta que él estuvo a punto de fichar por los Cincinatti en los años cuarenta, pero al parecer lo rechazaron...De ahí su odio a Estados Unidos. No saben el daño que hicieron a Cuba los ojeadores americanos de béisbol. Si Castro hubiera fichado por algún club yanqui seguramente nos hubiesen ahorrado de 50 años de su abominable tiranía...y lo que falta.
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