En “Lust, Caution” (“Deseo, peligro”), la película más reciente de Ang Lee, la señal de que ha pasado el tiempo la da un semáforo. La trama, que ocurre en Shangai, comienza en 1938 y acaba en 1942. Una intersección de la populosa ciudad es suficiente para que el cineasta nos haga saber que los años han pasado.
Al principio de la película, un policía de tránsito se las ingenia para controlar el intenso tráfico. Algunos vehículos de motor e incontables triciclos y bicicletas se entrecruzan siguiendo la señal del agente. Por allí, claro está, también pasan los protagonistas de una historia llena de lujuria, odios y deslealtades.
Al final del filme, en plena Segunda Guerra Mundial, el agente aún permanece en la intersección, pero ya no hace nada. Un moderno semáforo es quien se encarga de dirigir el tránsito. ¿Cómo solucionaría un cineasta dominicano esas escenas? ¿Podría convencer al AMET de que, al menos mientras dure el rodaje, trate de ser dialéctico?
Al principio de la película, un policía de tránsito se las ingenia para controlar el intenso tráfico. Algunos vehículos de motor e incontables triciclos y bicicletas se entrecruzan siguiendo la señal del agente. Por allí, claro está, también pasan los protagonistas de una historia llena de lujuria, odios y deslealtades.
Al final del filme, en plena Segunda Guerra Mundial, el agente aún permanece en la intersección, pero ya no hace nada. Un moderno semáforo es quien se encarga de dirigir el tránsito. ¿Cómo solucionaría un cineasta dominicano esas escenas? ¿Podría convencer al AMET de que, al menos mientras dure el rodaje, trate de ser dialéctico?
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