Una ciudad sin parques. En el año 2000, pocos días después de mí llegada al país, escribí un elogio de Santo Domingo donde le reprochaba la ausencia de plazas públicas. Era normal que lo hiciera. Crecí en Cienfuegos y viví durante mucho tiempo en La Habana, dos ciudades que se mueven alrededor de sus parques.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Santo Domingo ha ido recuperando sitios que durante décadas permanecieron en un total abandono. El parque de La Lira, dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío, es quizás uno de los mejores ejemplos. Nuevos bancos, senderos y jardines convidan a ignorar el tráfico y sentarse.
En otros barrios de la Capital también se ha aprovechado el más mínimo espacio para darle un lugar a los que aún prefieren caminar por la ciudad y sentarse al aire libre. Por lo regular, sólo se publican las malas noticias, pero al Ayuntamiento Distrito Nacional hay que agradecerle que le devolviera los parques a Santo Domingo, una ciudad que cada vez se nota más en el mapa de la región.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Santo Domingo ha ido recuperando sitios que durante décadas permanecieron en un total abandono. El parque de La Lira, dedicado al poeta nicaragüense Rubén Darío, es quizás uno de los mejores ejemplos. Nuevos bancos, senderos y jardines convidan a ignorar el tráfico y sentarse.
En otros barrios de la Capital también se ha aprovechado el más mínimo espacio para darle un lugar a los que aún prefieren caminar por la ciudad y sentarse al aire libre. Por lo regular, sólo se publican las malas noticias, pero al Ayuntamiento Distrito Nacional hay que agradecerle que le devolviera los parques a Santo Domingo, una ciudad que cada vez se nota más en el mapa de la región.
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