LIBROS


ATLÁNTIDA
(2023)

Un niño, que vive con sus abuelos en una estación de ferrocarril, se mantiene alerta a lo que ocurre a su alrededor y a lo que dejan o se llevan los trenes cuando pasan. Sobre todo, después de que la llegada de un extraño trastoca la vida cotidiana del lugar.

La celebración de un festival, con la participación de jóvenes de todos los continentes, sirve de excusa a las autoridades para extremar la vigilancia y los controles en todo el país. Aunque el Paradero de Camarones es un pequeño pueblo de provincia, hasta allí llega el ambiente opresivo.

 Es Cuba en 1978, donde la lucha del futuro contra el pasado deja a muchos sin presente. Una casa aislada, rodeada de vías y cañaverales por todas partes. Dos mil personas encerradas en un pueblo que está en el mismo centro de una isla que también se ha encerrado en sí misma: Atlántida.



PRUEBA DE VIDA
(2017)

En Prueba de vida no hay un momento en que el lector consiga detenerse. Quien lea estos poemas siempre estará en camino. Un libro en que se puede —a un mismo tiempo— partir y regresar; hallar la plenitud del día y la más oscura noche; estar afuera y adentro; maldecir y cantar; perderse y encontrarse. 
Camilo Venegas, ya en el andén, ya en el vagón que parte, siempre parece despedirse. También volver, agitando su mano como el que se despide, resulta oficio común para quien el silencio y la palabra tienen una misma osadía.
El poeta no busca ni la omnisciencia ni la ubicuidad. Lo omnisciente, lo ubicuo, son los caminos, los paisajes, sus islas… esas dos islas que se tienden, se extienden a su paso, fundiendo memoria y olvido, pérdidas, renuncias, pertenencias. Aunque este libro tiene destinatarios —anónimos, impensables y advertidos— el destino no importa. Lo que importa es el viaje. 
Alfredo Zaldívar



¿POR QUÉ DECIMOS ADIÓS CUANDO PASAN LOS TRENES?
(2012)

"En estas ciento cincuenta y cinco páginas de una estructura deliberadamente fragmentaria (que tan bien se apropia de toda una tradición literaria cubana e incluso del gótico sureño norteamericano), se asiste a la disolución de la nostalgia. No hay nostalgia. Y es que no hay “tristeza melancólica por el recuerdo de una dicha perdida”. Hay, eso sí, el gozo de la restitución. La alegría de renombrar un atlas y redibujar los mapas. La fuerza de saber que si la política y la historia se empeñan a veces en arrasar, al final se tiene la literatura para recomponer la geografía tanto física como espiritual de un país.
El lector no debe dejarse engañar: el Paradero de Camarones es una sinécdoque de Cuba. Camilo Venegas da fe de un mundo arruinado que se alza otra vez gracias a libros como el suyo". 
                                                                         Abilio Estévez



IRLANDA ESTÁ DESPUÉS DEL PUENTE
(2008)

Un viejo tren avanza, tal vez por última vez, hacia el que por décadas fue su destino. El viaje físico de la vetusta máquina, testigo de tiempos mejores, es también un recorrido hacia el pasado, hacia un doblez perdido de la historia donde todavía palpita la Cuba profunda de la caña, el ron y el azúcar. 
Camilo Venegas, que alguna vez hizo este trayecto hacia la nada o hacia el todo, nos lleva con él y nos hace testigos de una agonía. A diferencia de la mayoría de los autores de su generación, él no busca las frustraciones y negaciones de una sociedad en los universos exultantes de la prostitución, los balseros o los jóvenes rockeros: va hacia las esencias de una nación construida en ese doloroso y refulgente contrapunteo del tabaco y el azúcar. 
Buscando el mundo perdido de los viejos ingenios y de la humanidad que vivía en ellos y por ellos, encuentra esa Nada, agreste y elemental, donde todavía palpitan unas vidas extraviadas, también condenadas a desaparecer, como tantos de esos sitios emblemáticos de una nación. “Irlanda está después del puente” es la necrológica de una realidad cubana y, a la vez, un canto de amor a la historia de lo que fuimos.
Leonardo Padura



AFUERA
[Poemas, 2003-2007]

Afuera es un libro escrito en el exterior de una isla y en el interior de otra. En poco más de cien páginas, Camilo Venegas traza el diario de lo que ha sido su experiencia en el exilio.
En Los trenes no vuelven (1993), Venegas comenzó a saldar su deuda con la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones, la casa de los abuelos maternos donde transcurrió su infancia. Luego, con Itinerario (2003), reunió textos escritos en Cuba, España, México y Colombia. 
Pero es en Afuera donde el poeta establece un antes y un después: “Poco a poco me ido zafando de ese afán que tenemos los cubanos por convertir todo viaje de ida en un regreso. Pero sin quererlo me he vuelto a quedar adentro. Por más libres que seamos, siempre hay un lugar del que no podemos salir”, asegura Venegas.
                                                                                   Felipe Lázaro


ITINERARIO
[Poemas, 1994-2002]
Escrito en muchos lugares (el Paradero de Camarones, Cienfuegos, El Vedado, Madrid, Cuernavaca, San Miguel Regla, Veracruz, Mixcoac, Bogotá y Santo Domingo) entre 1993 y 2002. Este libro tuvo demasiados nombres, algunos respondían a fechas precisas y otros a casualidades, cifras o hechos que ya nada significan. El título definitivo lo encontré en Listas, el cuento de Guillermo Cabrera Infante. En las paredes de mi casa colgaron siempre los horarios exactos de todos los trenes que pasaban y aprender a leerlos, en el sentido correcto (ascendente o descendente), me costó más trabajo que entender las difíciles manecillas del reloj. Durante mucho tiempo creí que, fuera de los ferroviarios, sólo yo advertía en esas complicadas columnas combinaciones, cruces, apeaderos, enlaces y ramales. Pero, según Cabrera Infante, Yeats prefería leer itinerarios antes que libros de versos; lo cual prueba que ni siquiera el más raro de los vicios es nuevo bajo el sol. 
                                                                                         Camilo Venegas



LOS TRENES NO VUELVEN
(1994)

"Sólo en su madurez podría el creador salvar los escollos que la perspectiva municipal le ofrece como sustancia poética. ese desafío -magna aventura- la sume gloriosamente Camilo Venegas Yero con Los trenes no vuelven, su primer libro de poemas.
Paradero de Camarones, sitio remoto en la memoria y paraíso perdido de la niñez, deviene región mítica en la poesía cubana con su procesión de viajero que pasan, de melodías y nostalgias, de personajes rescatados en la niebla del tiempo".
                                                                                                      Raúl Luis


CINE VEDADO
(1994)
Con el invento de la Colección Paseo, Alfredo Zaldívar me permitió seguir cerca de las Ediciones Vigía a 100 kilómetros de distancia de Matanzas. Solo se publicaron tres libros: Un seguidor de Montaigne mira La Habana (1994), de Antonio José Ponte; Memorial de las ciudades (1995), de Diego José, Olivia Manning y Camilo Venegas; y Cine Vedado, un poemario del que solo se encuadernaron unos 30 ejemplares y cuyas tripas quedaron dispersas entre Matanzas y México D.F.
Camilo Venegas


LAS CANCIONES SE OLVIDAN
(1991)
Aunque antes las Ediciones Vigía ya me había publicado una pequeña plaquette, este es en verdad mi primer cuaderno de poemas. Como tal le quiero. Fue ilustrado por Sigfredo Ariel y editado por Alfredo Zaldívar. El propio Zaldívar se ocupó de operar el mimeógrafo y de iluminar cada página con acuarelas vencidas y pinceles deshechos.
Para hacer la portada, Sigfredo se inspiró en una bellísima fotografía de Esther Borja y Ernesto Lecuona. Todavía estoy satisfecho con muchos de esos poemas. Pero ninguno de ellos supera las alegrías que compartí con Sigfredo y Zaldívar. Quizás esa es la verdadera razón por la que siempre recuerdo a mi “opera prima” con tanto cariño.
Camilo Venegas