01 octubre 2024

La última carta que recibí de Aurelio



Mi abuelo Aurelio Yero Alonso, el jefe de estación, acostumbraba a enviarme cartas cuando yo no estaba en casa. Recibí muchas en las diferentes becas (con ese eufemismo llamaban en mi país a los internados). Algunas de ellas estaban escritas al dorso de las vías para los trenes, porque no había otro papel en el P
aradero de Camarones.
Durante los dos años que estudié en El Nicho, una escuela que estaba en las montañas del Escambray, me contaba las películas que había me perdido. Sobre todo, las que pasaban en Historia del cine, un programa que ponían después de las diez de la noche, hora en que apagaban la planta eléctrica y teníamos que irnos a dormir.
Además de mantenerme al tanto de las incidencias en el ferrocarril, me adelantaba noticias del pueblo. Su descripción sobre un accidente, en el que una locomotora le cortó los dedos de los pies a Vilo Pérez, se convirtió en una de las viñetas de Atlántida.
Cuando enfermó sus cartas se hicieron cada vez más esporádicas. Esta fue la última. La recibí en Moa, durante los meses que estuve allí haciendo mi tesis de graduación. Luego mi madre me contó que hizo un gran esfuerzo para terminarla. Murió cinco meses después.


Camarones 4 – 11 – 1986
 
Camilito: 
Querido hijo, que te encuentres bien en unión de tus compañeros son nuestros deseos, aquí bien todos. Perdona esta letra tan mala, yo tenía otra mejor se la di a guardar a tu mamá y cuando se la pedí para hacer esta carta no la encontró. Tú sabes que ella tiene mala memoria.
Nos dijeron que estabas estudiando mucho eso nos alegra sobremanera. Este es tu último año de estudiante después a trabajar y a estudiar, así labrarás tu futuro y el de tu familia. Estudiando mucho con interés con perseverancia, que tú seas el orgullo nuestro. Aprende sobre las obras que te trasmiten la sabiduría de los grandes autores, el pensamiento y la literatura que ellos te hagan llegar a través de los libros. Nosotros viviremos felices con tu actuación en la vida.
Nada de cigarros, ni bebidas alcohólicas. El cigarro causa las manchas en los pulmones y más tarde el cáncer. El alcohol te enferma el hígado y te atrofia el cerebro, y no puedes asimilar lo que tú estudias. Oye este consejo, que un alcohólico vale menos que el pensamiento de un borracho.
Te diré que Alexis* cogió la hemorrágica y lo trajeron en una guagua de Santa Clara y ya está mejor. Pero dice que no le va a pasar como a Villaverde cuando salió del hospital, porque cuando el mal es de indigestar no valen guayabas verdes.
El jardín de tu mami y de tu mamá está prosperando, han fijado su fecha de inauguración para julio del año que viene. Ya tú estarás aquí, para que hables en el acto de apertura. Ya tu mamá guarda su granito de comino.
Bueno, Camilito, pórtate como un hombre, mucho fundamento, mucho interés en el estudio, no a las malas compañías, que las malas compañías te traen malas situaciones. Vuelvo a repetirte, mucho estudio mucha formalidad.
Tenemos muchísimos deseos de verte, que estés aquí con nosotros después del deber cumplido.
Nuestro saludo para tus compañeros todos. Tú recibe muchos besos de tu mami, tu mamá y uno de tu papá
Aurelio
 
*Se refiere a Alexis Rodríguez, uno de mis mejores amigos de infancia y también hijo de un ferroviario, quien había contraído la conjuntivitis hemorrágica. En aquella Cuba, si te sorprendían en la calle con los ojos rojos te aislaban de inmediato.

No hay comentarios: