Los amigos no se esconden ni se pasan con ficha, tampoco se convierten en forros (sigo hablando de dominó). Yo, por ejemplo, le tengo un profundo cariño a Norberto Fuentes. Pueden decirme lo que quieran, menos cuestionar el respeto que siento por él y por su obra.
La lectura en mi adolescencia de un libro suyo, Condenados del Condado (1968), fue decisiva para que yo intentara escribir. Eso se agradece de por vida. Tirando de ese hilo llegué a sus reportajes periodísticos (de los mejores escritos en la Cuba de los 60) y a Hemingway en Cuba (1984), obra monumental e irremplazable.
Conozco a muy pocos cubanos que escriban tan bien como Norberto. Pero aun si fuera mal escritor, defendiera mi derecho a ser su amigo y a admirarlo. Antonio José Ponte también es uno de los cubanos que más quiero y admiro. Es tan buen escritor como Norberto. Los dos se saben queridos por mí y tienen conocimiento de mi cariño por el otro.
Estoy convencido de que la base de todo no es el limón sino la honestidad. Nunca le he ocultado Norberto a Ponte ni Ponte a Norberto. Todo esto no es más que un ejemplo. No hay necesidad de mentir para querer lograr algo, basta con ser transparente.
La inmensa mayoría de las cosas que nos han ocultado a los cubanos, no se han logrado. En eso Martí se equivocó, como nos hemos equivocado todos sin necesidad de ser apóstoles.
1 comentario:
Si se equivocó la paloma, estimado Venegas, ¿por qué no se iba a equivocar Martí? A fin de cuentas, la amistad es ese extraño asidero que no se explica. En mi niñez, se incrustaron en mi memoria primaria episodios en apariencia fugaces: la proverbial “toalla” que un amigo preocupado lograba que “le tiraran” a alguien en situación de peligro; el aprieto que un gesto de generosa amistad consiguió superar; en fín, esos momentos en los que hace falta un amigo.
Valiente y hermosa crónica sobre un tema del que, por otro lado e irónicamente, Martí sabía dos o tres cosas. Aquello del lobo en el monte seco y pardo no se quedaba en metáfora, ¿no?
Enhorabuena y gracias por volverme a incluir en estos envíos.
Flota una pregunta: ¿se habrá agotado en nuestro país esta manera de ver la amistad?
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