Alfredo Zaldívar me envió una locomotora de regalo. Es una Baldwin 2-8-0 de 55 toneladas, fabricada por BLW en Filadelfia, en 1926. Su número de serie eran el 59220. Fue propiedad del central El Pilar (luego Eduardo García Lavandero) hasta principios de los años 70.
15 marzo 2024
Zaldívar me regala la 1844
Alfredo Zaldívar me envió una locomotora de regalo. Es una Baldwin 2-8-0 de 55 toneladas, fabricada por BLW en Filadelfia, en 1926. Su número de serie eran el 59220. Fue propiedad del central El Pilar (luego Eduardo García Lavandero) hasta principios de los años 70.
14 marzo 2024
El gusto de equivocarse
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Diana Sarlabous y yo en el estudio del escritor. |
12 marzo 2024
Martí se equivocó
Los amigos no se esconden ni se pasan con ficha, tampoco se convierten en forros (sigo hablando de dominó). Yo, por ejemplo, le tengo un profundo cariño a Norberto Fuentes. Pueden decirme lo que quieran, menos cuestionar el respeto que siento por él y por su obra.
La intuición de Diana
La intuición de Diana Sarlabous no deja de sorprenderme, por eso siempre acabo haciéndole caso. La semana pasada teníamos comprados dos boletos de avión y habíamos reservado una habitación con vistas a una ciudad en la que sólo hemos estado de paso. Pero a última hora, cuando ya casi salíamos para el aeropuerto, me pidió que nos quedáramos en casa.
11 marzo 2024
Los últimos días de la cigüita azul en la Loma de Thoreau
Kilómetro 101
Leyendo Kilómetro 101 compruebo que el socialismo deja los mismos traumas en todas partes y hace que un ruso sienta exactamente lo mismo que un cubano. La angustia de tener que sobrevivir las interminables 24 horas de cada día, les anestesia el más mínimo interés en el futuro.
"Los sentimientos más habituales son dos: el miedo a la muerte y el poco amor a la vida. No quieren pararse a pensar en su futuro: que todo siga como está. No es vida, sino un fin de vida. Celebran las fiestas, beben y cantan, pero si miras a los ojos, si miras a los ojos no ves ninguna alegría", escribe Maxim Ósipov.
Él se refiere a la pequeña ciudad de N., una capital de distrito que está muy cerca de Moscú. Puedo decir lo mismo de Unión de Reyes, Cabaiguán, Jatibonico, Sibanicú o cualquier otro pueblo de Cuba, sin importar en qué kilómetro de la Carretera Central está, cuán lejos o cuán cerca de La Habana queda.
08 marzo 2024
Roundabout
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Bladimir y yo en Barcelona, 1993. |
Siempre he reconocido mi gran deuda con Bladimir Zamora. Aunque en casa se escuchaba música cubana a todas horas, fue a la sombra del Bladi que de verdad entendí a María Teresa Vera, el Trío Matamoros, Arsenio Rodríguez, Beny Moré y la Orquesta Aragón, por solo mencionar a los que más oíamos.
En 1992, el año de las Olimpiadas de Barcelona, Bladi estuvo una larga temporada en España. Durante todo ese tiempo, me hice cargo de un programa que él tenía en Radio Ciudad de La Habana. Recuerdo que la tarde en que estábamos coordinando el “traspaso de poderes”, le hice una pregunta incómoda.
Fue respecto al tema del espacio. Siempre me había llamado la atención que, siendo tan celoso como él era con nuestra tradición musical, escogiera para comenzar su programa el solo de guitarra de “Roundabout”, la descomunal pieza con la que comienza el disco Fragile (1971) de Yes.
—Para presumir de guajiro, sabes demasiado de rock —me dijo con su voz más ronca y arqueando una ceja. Después de una pausa y ya en tono de complicidad, agregó—: Parece música cubana, ¿verdad?
A la semana siguiente, cuando fui a grabar el programa, le pedí Chelala, el técnico, que dejara correr el tema un poco más allá del solo de guitarra. Empezó a reírse mientras cortaba la música y le hacía señas a Robert Martin, el locutor, para que comenzara a leer mi guión, que estaba dedicado por entero al cienfueguero Eusebio Delfín.
—Bladi me advirtió que me pedirías eso —aclaró Chelala—. Y me hizo prometerle que bajo ningún concepto te hiciera caso.
Mi mujer mundial
El machismo clásico asegura que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Soy la prueba de que eso es totalmente falso. Además de que soy mucho más pequeño, ella es la que está delante... y en cada costado. No me imagino un ángulo de mi vida sin ella. Para mí es impensable no saberla a mi lado, queriéndome o regañándome, aprobándome o exigiéndome cada vez más.