06 septiembre 2023

Camino a Segovia


Madrid hizo todo lo que estaba a su alcance
para que encontráramos la salida.
El casino de Torrelodones
simulaba que aún era de noche,
sus luces batallaban
con la claridad del jueves
para seguir llamando la atención.
Los trenes de cercanías
buscaban la manera de alejarse
cada vez más,
se escabullían por túneles
de los que ya no volvían a salir.
Tú y yo,
camino a Segovia,
preferíamos seguir en silencio.
Haríamos el viaje lo más rápido posible,
evitaríamos cualquier distracción
durante la ruta
y trataríamos de regresar
poco después del mediodía.
Por un puente en reparación
tuvimos que tomar un pequeño desvío,
levantamos esa nube polvo
que dejan tras su paso
los que huyen en las películas.
Un animal que no identificamos
era engullido por buitres.
La fetidez se coló en el interior del coche,
pero ni siquiera eso
hizo que dijéramos algo.
A veces disfrutamos quedarnos callados
y aquel fue uno de esos días.
Pasamos por un tramo del acueducto
que no está a la vista de los turistas.
A pesar de todas las señales
de la vida moderna,
la antigua Roma
no se daba por vencida.
Eso nos quisimos decir
al mirarnos.

Madrid nos mostró
el camino más corto
para llegar a casa.
Tras salvar un largo túnel,
desembocamos en el río.
Solo entonces dijiste algo,
pero fue respecto al silencio
y volvimos a callarnos.

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