Mi padre (a la derecha), junto a Camilo Cienfuegos, tras la toma del cuartel de Yaguajay. Serafín Venegas Nodal condujo, por el norte de Las Villas, el Jeep Willy's del comandante gerrillero. Juntos llegaron a la casa de mis abuelos, Lázaro Venegas y Eloisa Nodal, en General Carrillo.
—Ay, Camilo, cuídame a mi hijo —dicen que le dijo Eloísa—, que está loco.
—No se preocupe, mi vieja —dicen que respondió Camilo—, que no está más loco que yo.
A esos hechos le debo mi nombre.
Los extremos
Hace dos días, eufórico, compartí una foto de mi padre junto a Camilo Cienfuegos. La acababa de encontrar en las redes. Fue publicada por @Camaguey1514 (una fabulosa cuenta de Twitter que se dedica a "Camagüey y Cuba en fotos, historias y recuerdos").
Junto con muchísimas expresiones de sorpresa, alegría y cariño, recibí tres o cuatro insultos. Algunos trataron de avergonzarme por el pasado de mi padre, es decir, por su participación en el Frente Norte de Las Villas y por haber conducido durante unas semanas el Jeep Willy's del comandante Cienfuegos.
A esos impolutos, que han tenido la suerte de siempre estar del lado correcto, ellos y toda su familia, les tengo una mala noticia. Además de mostrar con orgullo esa foto, atesoro el brazalete de mi padre. Esa es, probablemente, la prenda más valiosa que conservo.
Uno de los mayores crímenes de Fidel Castro fue intentar tergiversar y —en algunos casos— borrar la historia de Cuba. Todo aquel que lo imite, a favor o en contra, estará contribuyendo a que la nación cubana se siga desfigurando (más aún de lo que está, hasta el punto de que nos resulte irreconocible).
No hay nada más ignorante y estúpido que la intolerancia. Ya tuve bastante con la de un extremo, como para tener que aguantar ahora la del otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario