09 abril 2015

Dos apuntes sobre los actos de repudio en Panamá


Escribí estos textos en mi muro de Facebook, inmediatamente después de ver el video donde un grupo de cubanos trata de impedir que otro grupo de cubanos se exprese con libertad. La indignación no me dejó tiempo para llegar a Blogger. Los reproduzco ahora tal y como fueron escritos; ocho horas después, solo se me ocurre decir lo mismo al respecto. 

I.
Los que defienden la dictadura de los dinosaurios Fidel y Raúl Castro, también defienden esto: discriminación, intolerancia y represión. Es una vergüenza que se le permita al régimen exportar sus abominables actos de repudio y seguir acallando a los cubanos que pensamos diferente fuera de su territorio.
No les basta con haber arruinado al país, no les basta con haber destruido a la nación, no les basta con haber dividido a las familias; también quieren que solo se les oiga a ellos y solo se les reconozca a ellos como cubanos y como ‪#‎Cuba‬.
Ya no se trata de ideologías, de simpatías o de nostalgia por lo que pudo ser y no fue aquel proyecto revolucionario. Esto ya es una cuestión de ser justos y dignos. No me importa si un día llego al aeropuerto de La Habana y no me permiten entrar a mi propio país.
No tengo ningún otro interés con mi lugar en el mundo que no sea el de verlo libre antes de morirme. Me sentiría un miserable si no manisfestara públicamente mi indignación por esto.

II.
Cada vez son más los cubanos en el exterior que padecen de una rara hipocondría: se les pegan todas las indignaciones, siempre y cuando sean ajenas. Como efecto secundario, jamás sienten la más mínima preocupación por ese tumor maligno que llevan dentro y que se llama ‪#‎Cuba‬.
Si en Alaska un policía le de un pellizco a un esquimal, enseguida saltan en defensa de las minorías. Si El País no publica en portada la explosión de un petardo en Nairobi, arremeten contra Occidente. Si en Tombuctú una anciana tropieza con una piedra, la emprenden contra el colonialismo.
Sin embargo, son ciegos, sordos y mudos frente a las atrocidades de la dictadura de su país. Rara hipocondría esa, que ataca directamente a la moral, despojándola del más mínimo compromiso y de cualquier tipo de remordimiento.

2 comentarios:

Unknown dijo...

exelente amigo ,sin dudas creo lo mismo
pedro

Lilo Vilaplana dijo...

De acuerdo contigo, Camilo. Es raro esto que pasa con Cuba. Es que 56 años de dictadura, odio, asesinatos, encierros injustos. división, hambre y ruinas, no bastan para denunciar y arremeter contra esta desalmada tiranía.