A
principios de 1986 yo estudiaba en la Escuela de Arte en Cubanacán. Entonces
creía que me pasaría el resto de mi vida en un grupo de teatro. La experiencia
del Escambray me había marcado en mi infancia, soñaba con estar en el medio del
monte, haciendo representaciones para los campesinos.
Por
eso en el segundo semestre me fui junto a tres compañeros a Moa, un pueblo
minero del extremo oriental de Cuba. Allí, en medio de constantes nubes de
polvo rojo, dirigí una obra de Salvador Lemis sobre un niño al que le crece un
árbol en una oreja.
En la
mochila llevaba mis escasísimas pertenencias, muchos libros de teatro y todos
los cuadernos de Luis Rogelio Nogueras (un poeta cubano que acababa de morir).
Durante esos meses, escribí incontables imitaciones de sus textos. Dos
bailarinas que nos acompañaban llegaron a creer que aquellas ideas tan
ingeniosas se me habían ocurrido realmente a mí.
Aunque
él pertenecía a una generación sobre la que teníamos muchos recelos, sus
referencias culturales y su escritura lo desmarcaban de sus coetáneos. Él no
era ‘cheo’ como la mayoría de ellos, sus ídolos eran otros: Walt Witman, Edgar Allan
Poe, Dashiell Hammett…
Ahora
soy siete años mayor que él (murió a los 40) y aún no logro imitaciones
convincentes de sus textos. Muchas veces me he preguntado cómo sería Luis
Rogelio Nogueras de haber alcanzado los 70 años. ¿Se habría convertido en un
patético esperpento (como algunos de sus amigos más cercanos) o seguiría siendo
el escritor radicalmente ingenioso y consecuente que sedujo a mi generación?
Desafortunadamente, esa pregunta jamás podrá ser
respondida. Wichy será siempre un joven poeta que nunca dejará de jugar, con
una seriedad apabullante, a encontrar la forma de las cosas que vendrán.
EL ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR
EL ÚLTIMO CASO DEL INSPECTOR
El lugar del crimen
no es aún el lugar del
crimen:
es sólo un cuarto en
penumbras
donde dos sombras
desnudas se besan.
El asesino
no es aún el asesino:
es sólo un hombre
cansado
que va llegando a su
casa un día antes de lo previsto,
después de un largo
viaje.
La víctima
no es aún la víctima:
es sólo una mujer
ardiendo
en otros brazos.
El testigo de
excepción
no es aún el testigo
de excepción:
es sólo un inspector
osado
que goza de la mujer
del prójimo
sobre el lecho del
prójimo.
El arma del crimen
no es aún el arma del
crimen:
es sólo una lámpara de
bronce apagada,
tranquila, inocente
sobre una mesa de caoba.
Luis Rogelio Nogueras (1945 - 1986)
sobre una mesa de caoba.
Luis Rogelio Nogueras (1945 - 1986)
5 comentarios:
Me ha gustado mucho leer este texto. Wichy y yo érammos primos pero apenas nos conocimos de niños. Su madre Gloria era prima de mi madre Uva Hernández Catá y los dos nacimos en el 44, yo en julio y Wichy creo que en noviembre. Conocí sus textos por su hermana Ambar, que vino a vivir a Miami de Venezeula y que hace tiempo se me ha desaparecido. Me sorprendieron algunas coincidencias en nuestros textos, tal vez producto de haber leido a los mismso escritores. Cuando fui a Cuba por vez primera ya habia muerto Wichy. Conocí creo que a la primera mujer y a su hija. El se vanagloriabia de su tío abuelo, y abuelo mío, Alfonso Hernández Catá, que fue admirador de Poe, sin duda. Venía por rama maternal de una famlia de escritores humanistas, de mente abierta y sentido dle humor. No quisiera pensar que se hubiera convertido en en un patetico esperpento.
Gracias por recordarlo.
Hermoso esto que has escrito por aquel poeta que tanto te gustaba... Tu honestidad siempre me sorprende guajirito lindo, cuando tengas 70 años te seguire viendo como el guajirito autosuficiente y muy inteligente que estudio conmigo... gracias por tu blog que es una menra de seguir viviendo aquella epoca tan linda...
Yo fui amigo personal de Wichi que era mayor que yo un par de anos.
Era igual a cualquiera de nosotros. Igual a Guillermo Rodriguez Rivera, a Alberto Faya, a Raul Rivero ... a Silvio, a Pablo.
Si tu hubieras estado alli, entenderias.
Fuimos el producto irrepetible de un momento, de un solo Segundo.
No me arrepiento de nada. Aquello era otro mundo, con gente buena que pensaba en utopias.
Con el tiempo a veces las cosas se vuelven sus contrario hegelianos. La vaina niega del flamboyant la flor, pero a pesar de la vaina, la flor existio.
En cuanto a nuestra generacion, la de los 60, la de la alfabetizacion (no confundir con los jovenes de los 50 -los Cheos) fuimos los deslumbrados por los barbudos, por Camilo, Fidel, el Che y hasta por Raul. Pensabamos que eran semidioses. No creo que nadie en Cuba haya pagado un precio mas alto por su error. No vale la pena ni enumerar.
Porque los cubanos despreciamos la queja. No nos preguntamos porque estamos aqui, no vale la peno. Lo que nos inquieta es ver la luz de nuevo, alcanzar la salida, el triunfo.
Por eso la gente dice "apaga el Tabaco", "tierra y pison", "aprieta el cu... y dale a los pedales". Lo importante es el futuro. Dice la guaracha: No quiero llanto, no quiero llanto ...
Fui bien cercana a Wichy.... y tu pregunta, la he oído más de una vez, desde consideraciones muy cercanas a las que haces... Wichy, era un tipo brillante; pero también atormentado. Epícureo por naturaleza y soñador , por vicio. Algunos lo consideraban fuera de nuestro mundo; pero no; siempre pensé que simplemente, miraba la realidad desde un prisma distinto. Sin embargo, su profundidad analítica y sentido crítico, estoy segura que, a la larga, pondrían en tela de juicio muchas de las cosas en las que creyó. La desilusión, lo despertaba cada día, aunque dormía siempre abrigado por una nueva esperanza..Siempre joven, pese a todo, murió de 40 años; pero para muchos, siempre fue el de los 21...
BUENISIMO Y JUSTO ESTUVO ESTO GUAJIRO.
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