Mario
García Haya me ha hecho muchos, muchísimos regalos. Acabo de hacer un rápido
inventario en mi cabeza y llegué a un punto donde perdí la cuenta. Algunos, los
más importantes, han sido intangibles; aunque no han faltado los materiales.
Todos precisos, salvadores.
Mayitín
me regaló la posibilidad de querer a Soraya y a María Eugenia, quienes son
parte de mi familia desde hace 14 años. También gracias a él, mi hija Ana
Rosario descubrió que tenía tres primos y cuatro tíos, porque él nos llevó a
conocer a Julián, Abigaíl, Paloma y Juliancito.
Nos
parecemos en muchas cosas, por eso Soraya bromea diciendo que somos gemelos
separados al nacer. Ambos llegamos a ser obsesivamente cuidadosos y nos
preocupamos mucho (a veces demasiado) por atesorar las cosas que definen a
nuestras familias y nuestro origen.
Eso
me ha permitido el lujo de poder apreciar la gran obra de sus padres, Mario
García Joya y María Eugenia Haya –Marucha–, dos artistas fundamentales en la
segunda mitad del siglo XX en Cuba. Establecer una relación familiar con esas
imágenes, me ha permitido ver a mi país desde un ángulo que yo desconocía.
Junto
a Mayitín he sembrado pequeñas posturas que ahora son árboles, he ensamblado innumerables
muebles de Ikea y tracé sobre la hierba lo que luego sería una casa encima de
una montaña. Pero si tuviera que elegir uno entre todos sus regalos, me
quedaría con esta foto.
Si
para él fue importante poner los pies en el Paradero de Camarones, eso
quieres decir que todo lo demás tendría que suceder. Ahora, después de esa
imagen y de la aparición de Diana, somos hermanos reunidos al volver.
1 comentario:
Caramba, me alegra saber de Mayitin al cual vi nacer y crecer entre sus padres Mayito y Marucha....yo visitaba con frecuencia esa casa que era el lugar mas importante de la fotografia Cubana donde uno aprendia mucho y conocia gentes importantes del mundo de la cultura, como Gabriel Garcia Marquez, entre otros....mandale un abrazo en mi nombre.....! Ivan Canas
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