El río Damují es un círculo de hierba
encima del agua,
un rastro sobre el que no se puede nadar.
Debajo están las casas con sus portales
intactos,
tendidos a la sombra de las flores que
flotan.
El río Damují es un camino de piedra
que ahora no conduce a ninguna parte;
una mujer que se arrodilla para lavar su
pasado
y tenderlo en el fondo de la tarde.
Un barco da vueltas sobre sí mismo
hasta llegar al antiguo puente de vía
estrecha.
Allí los meses también se acaban,
los animales de agua dulce dejan de
respirar
y se mueren frente a la paz sin nombre del
día.
El río Damují es el humo de fin de zafra,
un viejo retrato de familia del que nadie
ha vuelto a saber.
Ahora la gente se amontona frente a los
espejos
sin ninguna razón aparente,
las libélulas entran en las casas y nunca
más vuelven a salir;
ahora la luz es un círculo de hierba
y las palabras han quedado al descubierto, mientras todo lo demás se hunde.
y las palabras han quedado al descubierto, mientras todo lo demás se hunde.
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