En
un principio, a Víctor Mesa teníamos que escucharlo jugar. Los estudiantes de
la escuela de El Nicho, en lo alto de las montañas del Escambray, hacíamos un
círculo alrededor de un radicieto Taíno. A duras penas aquel pequeño artefacto
lograba sintonizar la señal de Radio Rebelde.
Bobby
Salamanca describía cada gesto del número 32. Entonces, ya lo había bautizado
como la “Explosión Naranja” y narraba con pasión sus carreras en círculos por el
jardín central, sus brincos, sus manoteos, sus gritos. Luego, cuando por fin
pudimos verlo en un televisor, comprobamos que era tal como lo describía el
gran Bobby.
Ese
año Villa Clara implantó un récord que aún está vigente en el béisbol cubano:
41 victorias y solo 8 derrotas. La revista Bohemia
publicó una foto donde Víctor Mesa llegaba a home con los brazos abiertos,
envuelto en una nube de polvo, después de conseguir una de sus estafas más
memorables. La recorté y la pegué encima de mi litera.
Luego,
en los años 90, fuimos campeones por tres años consecutivos. El héroe
indiscutible volvió a ser Víctor, quien convertía cada juego en un espectáculo
inolvidable. Desde entonces, a muchos les pareció que esa inteligencia natural
de la Explosión Naranja para jugar al béisbol, podía convertirlo en un gran
mánager cuando llegara el momento del retiro.
Así
fue. Víctor primero dirigió a Villa Clara (hasta que la relación fue
insostenible), luego a Matanzas y por último acabó consiguiendo las riendas del
Cuba. Justo al mando de esa última escuadra, decidió prescindir de los
servicios de Ariel Pestano, el mejor receptor que ha tenido Cuba y viejo
compañero de equipo. “Se había acostumbrado a perder”, fue su excusa.
A la
final del campeonato nacional llegaron Villa Clara y Matanzas. Un jonrón con
bases llenas de Pestano nos devolvió la corona y derrotó una vez más a Víctor
Mesa como mánager. “Fue justicia divina”, dijo Ariel, quien le hizo un gesto
desafiante a Víctor cuando pasó frente a él, mientras corría las bases y
celebraba el batazo.
Es
la primera vez que somos campeones sin que Víctor Mesa sea uno de los nuestros, mejor dicho, sin que Víctor Mesa sea el mejor de los nuestros.
7 comentarios:
Muy buen post. Suena.
Tu manejo de la nostalgia es tan magistral que me da rabia.
Lindo, coño.
Venegas, ¿cuándo acabarás de irte de Cuba? Creo que aunque te pases 100 años en Dominicana seguiras viviendo en tu terruño.
Hay algunas incoherencias en lo que escribes: “Desde entonces, a muchos les pareció que esa inteligencia natural de la Explosión Naranja para jugar al béisbol, podía convertirlo en un gran mánager cuando llegara el momento del retiro”. Víctor Mesa nunca ha ganado ningún titulo como mánager, por lo que descalifica esa afirmación. Por otro lado Pestano, no es el mejor receptor que ha tenido el béisbol cubano. Hay otros nombres que no podemos olvidar como Alberto Martínez, Juan Castro y Pedro Medina, por solo mencionarte tres. Claro que todo eso te perdona porque sé que el fanatismo no nos deja en la mayoría de los caso ser justo. Felicidades por el triunfo pero a Cesar lo que es de Cesar.
Mi herma que linda crónica sobre Victor...!Puedo trabajar tranquilo.. ! Ya tu estas hablando por mi!
Victor Mesa es un payaso, era nuestro payaso y seguira siendo un payaso. Aunque pienso que Pestano tambien es medio payaso, sigue siendo nuestro payaso y nunca me ha dado mas alegria un jonron suyo como el que nos dio la victoria. Victor mesa fue muy injusto con él porque de verdad es uno de los mejores catches de la pelota Cubana y se merecia el clasico. Felicidades Villa Clara, al fin ganamos. Ya no somos el Sub-campeon nacional como algunos nos decian.
Kundejo
Publicar un comentario