En su último mensaje, llamó al pueblo de Trípoli a tomar las armas y salir a las calles a defender su dictadura. Han pasado ya casi doce horas de esas palabras y el coronel Muamar Gadafi sigue sin aparecer. No tuvo el valor de cumplir él mismo el sacrificio que le pedía a sus ciudadanos.
No hay nada más cobarde que un tirano a punto de caer. Anécdotas sobran. Algunos han llegado a pedir clemencia de rodillas, enternecidos en llanto. Otros se han cagado en los pantalones, literalmente. Gadafi, consciente de que no hay lugar en el mundo donde se pueda esconder, ha optado por esfumarse en su propia madriguera.
En la Cuba de mi infancia, las historias de Gadafi se contaban como los cuentos de Las mil y una noche. El líder beduino era una de las figuras que más encanto le daba al movimiento revolucionario internacional. Pero un día la leyenda comenzó a transmutarse y el legendario héroe se convirtió en un impresentable extravagante. Poco a poco nos fuimos enterando de los horrores y las payasadas, de la pudrición y el terror.
Gadafi sigue sin aparecer. Los rebeldes libios están tomando a Trípoli casa por casa, ya han llegado hasta la Plaza Verde sin encontrar rastro alguno del coronel. Una vez más somos testigos en tiempo real de las últimas horas de un tirano. Estoy a punto de ver caer a otro de los mitos que me contaron cuando yo creía en mitos.
2 comentarios:
Que buen articulo. Si, se hace imprescindible ya acabar con todos los tiranos.
Camilito:
Magnífico. Qué buena foto hallaste de ese engendro!! Recuerdo que yo era pionero cuando me llevaron en el primer viaje fuera de mi ciudad: a Santiago de Cuba. Nos repartieron globos (YO siempre había querido globos, chiclets, esas cosas)... fue la primera vez también que me dieron un sandwich de jamón y queso (se lo guardé a mi mamá hasta que se pudrió: yo quería que ella comiera eso! Yo solo lo olí varias veces...) Y finalmente llegó el mediodía para el que nos habían preparado, aleccionado hasta la saciedad todos los sapingonautas de la UPC, UJC,PCC..... Teníamos que pararnos a un lado de la Carretera de Siboney, Santiago, a agitar los globos cuando pasara Fidel Caxtro con Muamuar El Gadhafi.... Y los vi. Algo NO me latió de eso. Los vi como momias. No me gustó aquello. Siempre fui un niño brillante. Por suerte! Beso: Lemis
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