La novia de Mano es cienfueguera, pero vive con él en
España. Hace unos meses, él cruzó el Atlántico y viajó hasta la Perla del Sur.
Ella, además de todos los encargos para su familia, le encomendó que fuera al
Paradero de Camarones y le hiciera una foto a la estación.
Esa bicicleta que está ahí es la de Mano. En ella recorrió
los 24 kilómetros que hay entre Cienfuegos y el Paradero de Camarones. Está recostada
a la señal que alerta a los maquinistas del paso a nivel. Dos pitazos largos y
dos cortos, eso quieren decir las cuatro rayas que están debajo de la cruz.
Mano hizo muchas fotos más. También conversó con Persi (el
hijo de Felo López) y Lola, su mujer. Ellos me mandaron a decir que ya tienen
una nieta y cosas del pueblo (que solo los que somos del pueblo podríamos
entender). Nada parece haber cambiado, nada que no sean ellos
mismos.
Esos árboles que se ven alrededor del andén fueron plantados
hace once años. Los sembré junto a unos jóvenes cooperantes españoles que he
perdido de vista, pero que recuerdo con mucho cariño. Mi ilusión era ver crecer sus
sombras, pero me conformo con tocarlos a través del ojo de Mano.
Nunca podré agradecerles lo suficiente estas fotos a este amigo español y
a su novia cienfueguera. Quedamos en unas cervezas. No sabemos cuándo, pero más
temprano que tarde tendremos que bebérnoslas. Preferiblemente ahí, a la sombra
de esos laureles.
7 comentarios:
Esperemos que la libertad ilumine pronto nuestra isla y nos permita vivir cosas tan simples pero hermosas como tomar la sombra de un Laurel, un abrazo hermano.
Camilo escribe cada vez mejor. De Camarones era también Rolando Macías, el pitcher de aquellos Azucareros, de los setenta. ¿Me confundo?
LINDO, CAMILO, LINDO PARTE.
Que gueno, pero que gueno escribes, compay. Me emociona. Lo comparto.
Fogonero... ¿como puede Irlanda estar al otro lado del puente? Yo, que me crié allá hace casi 2000 años, nunca vi un puente que terminara en el Caribe. ¿O es que entones la tierra era redonda y ahora se ha vuelto plana y los caminos son rectos? El caso es que no sé quien se pasa Irlanda de boca a oreja en aquella otra isla, pero tengo una vaga idea. Las islas, al final, son todas iguales: restos de cuerpos en medio del mar.
Que bueno es saberte, encontrarte en estos textos, cuando lo vivido te regresa a la estación.....es tan peculiar esa forma de de decir que solo puedo agradecer conocerte
Gracias por compartirnos esa deliciosa melancolía de inmigrante, aunque es triste hacerlo a costa de tu dolor.
Te deseo un gran día.
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