En 1978 me enteré de que cuando en Cuba hacía calor, en Argentina había mucho frío. Era del tipo de explicaciones que le encantaban al maestro Gustavo. Esfera en mano, y usando sus largos brazos para describir la órbita del planeta, hablaba sin parar de hemisferios, inviernos australes y veranos boreales.
Recuerdo que no hubo manera de que Tito el Bobo entendiera que los argentinos no se caían del mundo a pesar de tener que “vivir bocabajo”. Todas esas conversaciones surgieron en el aula por el Mundial de Fútbol, cuyas reglas también nos explicó el maestro para que pudiéramos entender los partidos que pasaban por el canal 2.
Luego, en casa, yo le hacía un resumen muy impreciso de aquello a mi abuelo, que se sentaba conmigo de frente al Krim 218 (nuestro televisor ruso), mientras 21 hombres vestidos de gris y uno de negro impecable perseguían a una pelota de cuero. Ya se me olvidaron casi todos los detalles, apenas retengo una lluvia de papeles cayendo sobre la hierba y los dos goles de Mario Kempes en la final.
4 comentarios:
Muchacho, pero si ese año fue el del agobiante Onceno Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, algo así como la zafra de los diez millones de los eventos cubanos. No había espacio para nada más que bulla, recaudadera de fondos y galas multitudinarias... ¿Cómo te enteraste de ese mundial argentino?
Mi querido Rodrigo: Tienes razón que ese año en Cuba, nadie escapó al vendaval del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Pero, no sé por qué (ahora que lo pienso, sería bueno averiguarlo) en la antigua provincia de Las Villas (sobre todo en Cienfuegos y Villa Clara) hay una viejísima tradición de fútbol. Si te fijas en los campeonatos nacionales, allá por los 70 y los 80, esos dos equipos eran los que más aportes hacían al Cuba de balompié (que así le decíamos entonces). ´De hecho el estadio 5 de Septiembre se usaba para las dos cosas y en los jardines tenía las cicatrices de la cancha de fútbol.
Yo tenia 5 años en el mundial 78, fue una fiesta que ayudó a camuflar una triste verdad:
A la hora de la verdad, el trabajo de la CONADEP resultó irrefutable señalando que la mayor parte de desapariciones comprobadas durante la dictadura ocurrió entre 1976 y 1979. También durante el Mundial.
El contraste entre dos realidades irreconciliables –la muerte y la euforia- y tanta crueldad fueron el espejo de la época que convirtió el Mundial ’78 en la entendible fiesta de muchos, pero jamás de todos.
Es más, Rodrigo, en Cienfuegos hay tres deportes casi tan populares como la pelota: el fútbol, la pelota vasca y las regatas.
Publicar un comentario