Seamos optimistas y celebremos ese cambio de oficio del afamado perseguidor cubano. Es más, veamos cómo esa experiencia podría extenderse a otros individuos. Imagínense que Manuel Enrique Lagarde, en lugar de pasarse el día entero cayéndole atrás a Yoani Sánchez, invierta ese tiempo en denunciar a los ministros corruptos y a todos los individuos que sujetan la rueda de la economía cubana para que no se mueva “ni un tantito así”.
Cierren los ojos por un momento y vean a un Enrique Ubieta que por fin ha entendido la importancia de las redes sociales y, en lugar de hablar tantas sandeces de Twitter, se ha convertido en el principal promotor del derecho de todos los cubanos a tener un libre acceso a internet. Supongan a un Miguel Barnet que dejó de pasear por el mundo con sus perros de peluche y ahora defiende con devoción el derecho de todos sus compatriotas a viajar con libertad y a regresar a su patria cuando quieran.
2 comentarios:
Nos mienten Camilo, nos mienten.
off topic: quería sugerirte -si es que no lo conoces- que escuches a Manolo García. Me extraña que no lo tengas en tu iPod o lo hayas escuchado en tu coche.
Camilo, eso es como leer una Bohemia vieja, pa'que enga~arnos. Te felicito.
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