Recuerdo perfectamente la noche que cerraron las Grandes Alamedas y ardió el Palacio de La Moneda. Todo aquello, al menos para mí, sucedió en el Hospital Militar de La Habana. A mi padre acababan de operarlo de una hernia discal y yo apenas tenía 6 años. Aún retengo la frase exacta de mi tío Cipriano: “Se salvaron los chilenos”.
Por años odié aquellas palabras. No entendía cómo alguien tan humano como mi tío marinero, que amaba al puerto de Antofagasta (nunca supe las razones) y al corazón de Pablo Neruda, podía “alegrarse” de un golpe de estado que había desembocado en la masacre de una generación con todos sus ideales incluidos. Durante mis años de estudiante, cada vez que Silvio le cantaba a Santiago de Chile o Pablo prometía pisar las calles nuevamente, yo hacía el coro conmovido, pidiendo para otros (sin querer, sin saber) lo que yo más necesitaba.
En la escuela de arte de Cubanacán me enamoré de una chilena y fue ella quien empezó a explicarme todo. Luego, poco antes de morir de un infarto masivo, mi tío Cipriano volvió a hablar del asunto en mi presencia: “Pinochet mató a mucha gente, pero le dejó a los chilenos la mejor economía de América.
Fidel no mató a tantos, pero nos va a dejar en la miseria”, dijo y se empinó una botella de un ron indescifrable. La otra frase que recuerdo de Chile, un país del que he bebido ya mucho, tanto literaria como etílicamente, es de Roque Dalton. El gran poeta salvadoreño, a propósito de la actitud de un chileno, tan inexplicable como la que acaba de tener Michelle Bachelet, dijo: “Cuba sí, yanquis también... Chile, depende”.
Por años odié aquellas palabras. No entendía cómo alguien tan humano como mi tío marinero, que amaba al puerto de Antofagasta (nunca supe las razones) y al corazón de Pablo Neruda, podía “alegrarse” de un golpe de estado que había desembocado en la masacre de una generación con todos sus ideales incluidos. Durante mis años de estudiante, cada vez que Silvio le cantaba a Santiago de Chile o Pablo prometía pisar las calles nuevamente, yo hacía el coro conmovido, pidiendo para otros (sin querer, sin saber) lo que yo más necesitaba.
En la escuela de arte de Cubanacán me enamoré de una chilena y fue ella quien empezó a explicarme todo. Luego, poco antes de morir de un infarto masivo, mi tío Cipriano volvió a hablar del asunto en mi presencia: “Pinochet mató a mucha gente, pero le dejó a los chilenos la mejor economía de América.
Fidel no mató a tantos, pero nos va a dejar en la miseria”, dijo y se empinó una botella de un ron indescifrable. La otra frase que recuerdo de Chile, un país del que he bebido ya mucho, tanto literaria como etílicamente, es de Roque Dalton. El gran poeta salvadoreño, a propósito de la actitud de un chileno, tan inexplicable como la que acaba de tener Michelle Bachelet, dijo: “Cuba sí, yanquis también... Chile, depende”.
4 comentarios:
Tu tío Cipriano era un hombre sumamente inteligente, solo falló en algo, Castro, aparte de llevar el país a la ruina, mató más, mucho más que pinochet, Santiago Carrillo, venerado por la izquierda española, en una sola noche, en Paracuellos del Jarama, mató mas que pinochet en 16 años de dictadura, 3,500, a Pinochet se le achacan 3,000, pero tu tío, más allá de las cifras, tiene razón en lo esencial, pinochet salvó a Chile, así de simple.
A Chile le haría falta una dosis de comunismo, comunismo de verdad no el poquito que tuvieron con Allende,para que se purguen un poquito. Y al paso que van creo que lo van a lograr, y ese día quiero preguntarles ¿como se sienten sufrirlo en carne propia?, ¿que tal les parece la experiencia? ¿Satisfechos?...
Muy bueno muchacho, Un abrazo.
La frase de roque dalton era contra nicanor parra que ahora tuvo una actitud muy digna y no asistió a la feria del libro organizada por la dictadura bicastrista. excelente texto camilo.
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