Por esta época del año Freddy Ginebra se convierte en un ser inaccesible y eufórico. Cada vez que lo llamo al celular, está en un punto diferente de la geografía nacional. Jamás tiene tiempo para escucharme. A los pocos segundos de conversación me promete que me devolverá la llamada y se despide. En el resto del mundo es otoño, pero para Freddy es la época del Premio Brugal Cree en su Gente.
Según me contó una vez él mismo, el nombre del galardón surgió en una apartada comunidad dominicana, donde muchos se quejaban del olvido en que permanecían y el escaso reconocimiento que tenían las acciones que ellos desarrollaban por el bienestar de todos. “Lo que pasa es que aquí no se cree en la gente que trabaja, no creen. Piensan que cuando piden porque se la pasan fajaos sin ningún apoyo, es para cogerse el dinero. No creen en la gente”, dijo aquel ser anónimo y desmotivado.
Según Freddy, en ese momento él y Franklin Báez Brugal se cruzaron una mirada de complicidad. Habían encontrado el nombre para el Premio de la Fundación Brugal. Desde entonces, el Premio Brugal Cree en su Gente reconoce acciones voluntarias que logran influenciar la vida de muchos. La edición de este año estuvo dedicada al Padre Luis Quinn, un irlandés que en San José de Ocoa compartió su labor pastoral con la promoción del desarrollo social y económico de la comunidad.
“Muchos en muchas partes hacen obras caritativas y extienden una mano. Afortunadamente eso no es nada nuevo. Lo realmente trascendente del Premio Brugal Cree en su Gente es que reconoce a los que se creían olvidados, a los que parecían invisibles. Ahora, cada vez que sé de los resultados que ha tenido un proyecto que premiamos hace años, siento una gran felicidad por dentro y, por qué negarlo, siento mucho orgullo”, me dice Freddy y eso explica por qué en esta época del año se convierte en un ser inaccesible y eufórico.
Según me contó una vez él mismo, el nombre del galardón surgió en una apartada comunidad dominicana, donde muchos se quejaban del olvido en que permanecían y el escaso reconocimiento que tenían las acciones que ellos desarrollaban por el bienestar de todos. “Lo que pasa es que aquí no se cree en la gente que trabaja, no creen. Piensan que cuando piden porque se la pasan fajaos sin ningún apoyo, es para cogerse el dinero. No creen en la gente”, dijo aquel ser anónimo y desmotivado.
Según Freddy, en ese momento él y Franklin Báez Brugal se cruzaron una mirada de complicidad. Habían encontrado el nombre para el Premio de la Fundación Brugal. Desde entonces, el Premio Brugal Cree en su Gente reconoce acciones voluntarias que logran influenciar la vida de muchos. La edición de este año estuvo dedicada al Padre Luis Quinn, un irlandés que en San José de Ocoa compartió su labor pastoral con la promoción del desarrollo social y económico de la comunidad.
“Muchos en muchas partes hacen obras caritativas y extienden una mano. Afortunadamente eso no es nada nuevo. Lo realmente trascendente del Premio Brugal Cree en su Gente es que reconoce a los que se creían olvidados, a los que parecían invisibles. Ahora, cada vez que sé de los resultados que ha tenido un proyecto que premiamos hace años, siento una gran felicidad por dentro y, por qué negarlo, siento mucho orgullo”, me dice Freddy y eso explica por qué en esta época del año se convierte en un ser inaccesible y eufórico.
1 comentario:
Camilo: Muchas gracias por el artículo que escribiste sobre el Premio Brugal Cree en su Gente, en donde me mencionas.Debo confesarte que el trabajar en la selección de las instituciones que se premian, y en todo lo que tiene que ver con la Fundación Brugal, es una de las cosas más gratificantes de mi vida. Me ha enseñado a conocer verdaderamente a mi país y a la gente que realmente vale y se sacrifica por los demás.
En esta época del año, tanto Freddy como yo nos convertimos en dos de los cada dia mas sorprendidos caminantes de la esperanza, que regresamos con algo más de optimismo en nuestras almas después de terminar los recorridos que hacemos.
Publicar un comentario