07 septiembre 2025

Dino

Le debía su nombre a Dino Buzzati, uno de mis escritores preferidos.

Fue el miembro más mimado y dominante de los Venegas Sarlabous por 11 años. No es posible contar nuestra última década de historia familiar sin mencionarle. Iba con nosotros a todas partes y estuvo presente en cada acontecimiento. De hecho, muchas veces sus actos de fidelidad y valentía fueron el acontecimiento.
Con una temeridad propia de las razas más fieras, cuidó de nosotros y de sus espacios (que eran los nuestros) aunque tuviera que pagar un alto precio por ello. El doctor Marino Piantini, su veterinario, solía decir que era el perro alfa más alfa que él había conocido.
Todos los días a las cinco de la mañana, la hora en la que suelo levantarme, él me esperaba de pie junto a mi lado de la cama. Si por alguna razón me quedaba dormido, se ocupaba de despertarme. A partir de ahí empezaba una larga rutina que los dos hacíamos con precisión y obediencia mutua.
Hoy fue la primera vez que tuve que hacer todo sin él y parezco un fantasma. He tenido muchos perros y a todos los he querido, pero a ninguno como a él. Llegó a la familia en contra de mi voluntad (porque entonces teníamos a Laika y yo, que siempre he preferido las razas grandes, no veía la necesidad de tener también a un faldero).
Dos semanas después sólo se dormía si lo acostaba a mi lado y ya empezaba a dominarnos, porque una mirada suya bastaba para que le perdonáramos la más grave de las travesuras. Hemos sembrado en su tumba los anturios que tanto orinaba para marcarlos como suyos. 
Los Venegas Sarlabous siempre vamos a cuidar cada palmo de tu territorio, Dinito, esa será la mejor manera de recordarte. Y cada mañana andarás a mi lado, porque de lo contrario seré incapaz de llevar a cabo la larga rutina de todos los días. Sin ti no puedo.

El día que llegó a nuestras vidas.

La despedida de María, el día que ella tuvo que volver a Madrid.