La Bóveda Global de Semillas de Svalbard, en Noruega, es un
auténtico arca de Noé vegetal. En ella se preservan más de medio millón de
muestras de plantas. Gracias a esa iniciativa del Fondo Mundial para la
Diversidad de Cultivos, la mayoría de las especies que han alimentado al hombre
están a salvo de cualquier catástrofe.
Al cabo de medio siglo, la revolución encabezada por Fidel
Castro ha provocado una catástrofe invaluable en la cultura cubana. Un
sinnúmero de signos de identidad (costumbres regionales, tradiciones familiares,
comidas típicas y ritos religiosos, entre muchos otros) se han tergiversado o
perdido.
El instinto de conservación ha podido más que la identidad.
La supervivencia le ha ganado todas las batallas a los valores. Dos o tres
generaciones de cubanos nunca han podido probar las recetas preferidas de sus
abuelas. Muchas de las cosas que Cuba hizo universales en la primera mitad del
siglo XX, ahora se pueden disfrutar en todo el mundo menos en su país de
origen.
Algunas calles de Miami se han convertido en un arca. Como
en la bóveda de Svalbard, allí se conserva gran parte del patrimonio tangible e
intangible que ya se perdió en Cuba. La mayoría de las cadenas de supermercados
venden pan cubano. Ese sabor, elemental y definitorio, puede parecerle
absolutamente ajeno a la mayoría de los jóvenes en la Isla.
Las semillas de Noruega sólo podrán ser extraídas de su almacén
en caso de destrucción de una variedad. El arca de Cuba solo espera, su enorme
paciencia ya está más que probada.
2 comentarios:
La Casa Azul, que fundé en 1996 en Fort Worth, Texas, hzo una exposición de pintura cubana (en el 2001) llamada Cuban Bread, y el cártel de anuncio era precisamente un cartucho de Pan Cubano de Miami.
Bendiciones,
Mamey, pastica de maní, pastelito de guayaba, batido de papaya, congrí, postas de jutía... adiós. Besos.
LEMIS
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