28 abril 2011

La paila está ardiendo

Robertico Robaina tenía muchas opciones para ponerle un nombre a su paladar: el canciller, aquí el que no brinca es yanqui,  31 y pa´ lante, 32 y más pa´ lante,  súmate, cuba va… Cualquiera de los lemas que él y su equipo idearon para resucitar a la dictadura en un momento en que por fin parecía tener fin, hubiera funcionado.
Pero una vez más el inefable funcionario hizo gala de su mal gusto y de su predecible imaginación. Le puso La Paila y le pintó un logo (seguramente hecho por él mismo, recuerden que acabó revelándose como un artista del pincel) donde se ve, literalmente, la silueta de una paila.
Las artimañas de Robertico para sobrevivir dentro del régimen que lo aupó y defenestro con idéntica celeridad, son muy parecidas a las de otros que han corrido su misma suerte o los que aún se mantienen vigentes dentro del aparato. En Cuba solo se puede subsistir del “invento” (robo, malversación, bolsa negra…) y eso no excluye ni a los más altos cargos de la dictadura.
Muchos han definido a la cultura cubana como un gran caldero donde se mezclaron incontables identidades. La sociedad actual de la isla también es una paila donde se han juntado todos los males engendrados durante medio siglo. Como la de Robertico, es el resultado final de la necedad, la estupidez y la inviabilidad de un Estado podrido e inamovible.
La paila está ardiendo. Mientras tanto, Robertico sigue cocinando.

1 comentario:

Wichy dijo...

Él asegura que vive de su pintura, que es como si yo dijera que vivo de mi ingeniería cosmonáutica. La última vez que me lo tropecé por casualidad estaba dirigiendo el Parque Metropolitano (aquel complejo del parque Almendares y el Bosque de La Habana), paseándose con unos extranjeros y con su mismo blazer remangado a lo Roberto Carlos de Cama y Mesa. O sea, que tampoco había caído tan duro, con todo y sus demostrados negocios turbios en México. Me pregunto de qué vivirá el otro canciller que le siguió en desgracia. ¿Se habrá dedicado a la cría de perros bulldog, o ya estará regenteando a una orquesta de salsa?... Perroque y su timba defenestrada... Bruno, el que sigue, de seguro servirá de guardaespaldas al tío vampiro de Pepito.