La casa natal de José Martí es también la casa natal de Israel López. Por eso es doblemente buena la idea de que un grupo de poetas y trovadores espere allí el 28 de enero. Tanto la obra del Apóstol como la de Cachao son dos de las expresiones más cubanas que se han conseguido desde que los cubanos aprendieron a expresarse.
Me hubiera gustado pasarme esa noche en ese parquecito. Sobre todo porque justo en frente está la Estación Central. Ya en la madrugada, habría intentando cualquier cosa para resolver un pasaje y montarme en el primer tren que saliera en dirección al centro de la Isla.
Todo esto se me ocurrió cuando encontré a Bladimir Zamora sentado en el centro del convite, sujetando un tabaco y un trago de ron cualquiera con la misma mano. Envidio a los que estuvieron allí esa noche, no conozco sus poemas ni sus trovas; pero el solo hecho de poder pasarme las horas en vela, junto al Bladi, mientras él hacía su guardia por lo cubano, lo justifica todo.
4 comentarios:
Camilo, tú blog es uno de mis favoritos.
Un abrazo a Bladimir Zamora, quien primero escribió sobre mi libro, sobre la tierra fértil de la poesía, con tus dibujos, ya ves el mundo no es más grande que NY, y el universo del Blado, ahí sentado con su tabaco y el vaso de ron, muchacho, muchas penas se van a pique y nostalgias. Un abrazo por tu blog.
Cami, donde quiera que yo esté también está usted. En tal razón, como dos fantasmas de la mayor querencia, en las últimas horas del 27 de enero, o poco después de las primeras horas del 28, nos dimos un abrazo sin fin. !Qué la Virgen de la Caridad nos adelante el encuentro!
A mí me encanta este blog compañero Venegas, y la crónica por Salinger rompió records de admiración en mi blogroll.
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