Esa frase no frenó a la marea de túnicas negras que en marcha silenciosa guarda luto por los que murieron bajo el fuego de los basiyís (milicianos voluntarios). “No hemos dado muertos para aceptar urnas trucadas”, decía una de las pancartas. Aunque el régimen de Ahmadineyad le impide a la prensa internacional acceder a las zonas donde se llevan a cabo las protestas, no han logrado impedir que los teléfonos celulares y Twitter reporten y convoquen.
El 5 de agosto de 1994 los habaneros protagonizaron la única protesta multitudinaria contra el gobierno de Fidel Castro en 50 años. La inmensa mayoría de los cubanos se enteraron de los sucesos al día siguiente y por la versión oficial. Una edición cuidadosa de las cintas de video, omitió los gritos de libertad y las imágenes donde los obreros del Contingente Blas Roca Calderío golpeaban con cabillas a los manifestantes.
Luego, en los espacios recobrados por el “pueblo trabajador”, Fidel hizo sus primeras declaraciones: “La calle es de los revolucionarios”, dijo. Su frase de entonces se parece mucho a la de Ahmadineyad de hoy, en ambas no hay cabida para los que disienten, para los que piensan de otra manera. Pero el gobierno de La Habana tiene una gran ventaja sobre el de Teherán, muy pocos en Cuba tienen teléfonos celulares y acceso a Twitter.
Si algún día el descontento cada vez más generalizado de los cubanos volviera a manifestarse, poco podrían hacer a través de la Internet. Es muy probable que las imágenes que tendremos al final de los sucesos sean muy parecidas a las de 1994. El comandante Ramiro Valdés calificó a las nuevas tecnologías de la información como un potro salvaje, señal de que tienen muy claro cómo impedir que el pueblo se desboque.
3 comentarios:
Muy buena tu reflexión Camilo. Las condiciones de miseria y aislamiento en que mantiene el régimen a nuestro pueblo les reporta grandes ventajas. No sabemos aún en qué terminará la situación de Irán, pero de compararla con Cuba, me abstengo.
Lo que s ... Leer másí sería conveniente es hacer llegar a Cuba esos sucesos. Toda información que se haga llegar a la gente alimentará y hará crecer no sólo la esperanza sino la convicción de que cada cual tiene que poner y puede poner su granito de arena en el camino de recuperar nuestras libertades. Las que, desde luego, hay que arrancar al régimen. Después de 50 años de represión, sumisión y absolutismo supongo que a nadie quede la menor duda sobre esto. El otro día leí en algún blog alguien que arengaba a no seguir siendo cómplices del régimen con nuestra inacción y silencio.
GRACIAS POR COMPARTIR. Bellísima la imagen del fogonero.
Muy acertado. La comparación entre los dos regimenes es clara: en cierto modo, ambos están dominados por una especie de "religión" dirigida desde la cúpula: los otros son los malos, nosotros los buenos. El final de esta historia no parece ser muy halagueño.
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