(Publicado en la columna Como si fuera sábado, dela revista Estilos)
Hace
más de cuatro semanas que vi “Caribe Deluxe”, la más reciente obra de Marianela
Boán, y todavía me está haciendo pensar. El espectáculo del Proyecto de Danza
Contemporánea, como cada obra que he visto de la maestra Boán, en cualquier
geografía o circunstancia, me llenó de cuestionamientos y reafirmaciones.
Cuando
salí de Bellas Artes, en la noche del estreno, llevaba una especie de euforia
por dentro. Había visto sobre el escenario, representadas con gestos, música,
luces, ironías, silencios y oscuridades, algunas de las esencias más dramáticas
de la República Dominicana contemporánea.
Por
eso me llamó tanto la atención la crítica, “Caribe Deluxe, crónica de sol y
sucesos”, que Carmen Heredia publicó en el periódico Hoy. Por un momento pensé que Heredia se refería a otro
espectáculo. Me costaba trabajo entender cómo fuimos capaces de estar en un
mismo sitio, a la misma hora, y sacar conclusiones tan diametralmente opuestas.
La
única explicación que le encontré es que tenemos concepciones muy diferentes de
lo que es la cultura y para qué sirve producirla. A juzgar por su texto,
Heredia quiere que la danza sea un espectáculo que exalte la belleza y
complazca al espectador. Yo, en cambio, me niego a entrar a un teatro donde no
se me convide a pensar.
“Este
ballet hecho por dominicanos, por una compañía nacional, no contribuye a elevar
la imagen de nuestro país”, subraya Carmen Heredia. Se equivoca por partida
doble. Primero, el ballet no solo fue hecho por dominicanos. En él también
participaron cubanos y costarricenses, gracias a eso, puede presumir de una
gran riqueza multicultural, algo que tanto se agradece en estos días. Segundo,
“elevar la imagen de un país” no es algo que le corresponda al arte.
Creo
que Heredia confunde la danza contemporánea con esos espectáculos pueriles que
se producen en las piscinas de los hoteles para los turistas. Ese tipo de
postales complacientes le corresponden al Ministerio de Turismo, no al de Cultura,
que está para apoyar a los creadores y facilitar espacios donde se puedan
expresar con libertad.
Donde
Carmen Heredia ve “habilidades físicas”, yo veo riqueza expresiva. Donde ella
solo advierte “proezas gimnásticas”, yo veo una eficaz teatralidad. Lo que para
ella es repetitivo, para mí es una necesaria insistencia. Lo que a ella le
resulta “falto de poesía” (sic), para mí es simplemente poesía, construida de
una manera honesta, sin artificios ni concesiones.
Durante
muchos años, el Teatro Nacional fue una vitrina donde se exhibía, con unas
galas insultantes para un país tan pobre, lo que una élite reducidísima reconocía
por cultura. Por eso Montserrat Caballé era bienvenida y Fefita la Grande
despreciada. Afortunadamente ya eso cambió.
Me
contaron que una vez José Antonio Rodríguez, el actual ministro de Cultura,
tuvo problemas para entrar a un espectáculo. Había pagado su boleta pero andaba
en jeans y tenis. Las apariencias eran más importantes que las esencias. Parecería
que es justo eso es lo que quiere la crítico que haga Marianela Boán en “Caribe
Deluxe”.
Si a
Carmen Heredia le parece violento lo que pasa en el preámbulo de la obra, la
convido a que baje los vidrios de su carro en cualquier semáforo de la ciudad.
A lo mejor respirar ese aire y mirar el paisaje sin el filtro del papel entintado,
le ayudará a entender mejor. Vivimos en el exótico trópico, eso es cierto. Pero
somos un país, lleno de tragedias y virtudes, insisto, un país, no una postal
para turistas.
2 comentarios:
Genial
Esta es la página de trenes que más visita mi hijo de 10 años, algún día le llevaré a la estación de Camarones, Sabanilla, bolondrón y de Sagua o algún día el sólo cogerá un avión desde Europa y visitará este lugar tan bien descrito por Camilo.
gracias por acordarte de los ferroviarios cubanos y por acordarte de Cuba.
Denis
La Pinareña Matancera
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