25 agosto 2025

Libros del Fogonero prepara su volumen 7: Carta de Porte

 

En un mundo que ya dejó bien atrás las promesas del siglo XX, este libro traza el recorrido de un viaje hacia el futuro que nunca llegó a la estación terminal. Camilo Venegas ha escrito una carta de porte —el documento que antes acompañaba a los bultos en tránsito— para declarar el contenido emocional y simbólico de un envío generacional: lo que se conserva, lo extraviado, lo que jamás llegó a despacharse.

Estos poemas, que atraviesan décadas y geografías con una voz íntima y contenida, cierran un tríptico iniciado en Estación del Norte y Extraños. Con su habitual precisión lírica, el autor registra pérdidas y hallazgos, convicciones y traiciones, en versos que no sólo hacen constar una vida, sino que también se despiden.

Porque quizá, como en toda carta de porte, lo más importante no sea el destino final, sino la fidelidad con que se declara el contenido.



Imagen tomada de Cuba Material.

NEVA


Con nombre de río y un filo 

impredecible,

aquella cuchilla negra 

empezó a cortarle 

lascas al lunes.

Lo hacía con el mismo 

cuidado que se le saca 

punta a un lápiz.

Pusiste tus manos

hacia arriba

para que fueran

cayendo en ellas

las virutas de la tarde.

 

Olía a madera, a lluvia 

y eran los últimos 

días de abril.

Aunque faltaban

cuatro años

para que Leningrado

se volviera a llamar

San Petersburgo,

ya todo parecía estar

llegando a su fin.

Por eso,

mientras nos veíamos

reflejados

en el oscuro espejo

de aquella hoja,

empezamos
a despedirnos 

de cada cosa 

que teníamos

a nuestro alrededor,

luego lo hicimos

de nosotros mismos.

13 agosto 2025

Escrito en el inodoro


Nunca la ignorancia había tenido tanto poder como en en lo que va de siglo XXI. Por eso siempre que puedo vuelvo al XX. (Re)visito a mis héroes y me encierro con ellos hasta que tengo que salir a comer o a corregir (es decir, ir al baño).

12 agosto 2025

No podemos dejar entrar al viejo

Dino es atendido por la doctora Adriana Mieses en Neurocardiovet.

Dino Buzzati nos acaba de dar un susto muy grande. Tuvimos que bajar con él de la Loma a las tres de la mañana. Pero al final solo fue eso, un susto. 
Como a su padre, le dan unas crisis de entusiasmo cada vez que se ve en la montaña y quiere andar por el monte todo el tiempo. Eso le provocó una bronquitis y un tumbao al caminar parecido al de Sindo Garay.
Ayer, en la veterinaria, lo ingresaron como un paciente geriátrico y eso lo deprimió. Pero le recordé una frase de Clint Eastwood que le dio mucho ánimo: "Por más achaques que tengamos, no podemos dejar entrar al viejo". 
Esta mañana ya me preguntó cuándo volvemos a subir.