República Dominicana me ha ido devolviendo la mayoría de las cosas
que Cuba me quitó o me hizo perder. Ha sido un largo proceso de adopción que aún
no termina, cada día descubro nuevas razones para estar agradecido o sentir
orgullo de esta media isla.
Cuando comenzó el III Clásico Mundial de Béisbol, pedí disculpas por
Twitter a toda la gente que quiero en este país. El equipo Cuba estaba dirigido
por Víctor Mesa, uno de los héroes de mi infancia. Jamás podría estar en contra
de la Explosión Naranja o del crucense Pito Abreu, por solo citar los dos casos
que más comprometen mi sentido de pertenencia.
Pero la misma noche en que Cuba cambió los boletos para San Francisco
por otros de regreso a casa, me puse la gorra dominicana. A partir de ese
momento no paré de celebrar. Eso, en gran medida, se debe a la capacidad
gestora de Moisés Alou y al apasionado liderazgo de Tony Peña.
A pesar del ser el país que más peloteros al Big Show después de
Estados Unidos, República Dominicana había sido la gran decepción de los dos
primeros Clásicos. Siempre había más de una excusa, pero nada consolaba el mal
sabor de las derrotas. “¡Ya basta de
pasar vergüenza!”, dijo Tony Peña el día que le entregaron el timón de la nave.
Esta es una victoria que tiene muchos nombres: Robinson Canó,
Samuel Deduno, José Reyes, Edwin Encarnación, Erick Aybar y Fernando Rodney,
entre muchos otros, pero se puede resumir en el de Miguel Tejada, quien es un
símbolo de compromiso inconmensurable con los suyos.
Anoche, cuando la ciudad de Santo Domingo fue tomada por la
alegría, me di cuenta que ese sentimiento también me pertenecía. He ganado por
adopción. Dos patrias tengo yo: Cuba y la campeona.
5 comentarios:
Lindo, por mi parte bienvenido y gracias!
Somos dos Camilo , yo tenia en twitter que la ventaja del imigrante es tener dos selecciones nacionales de Beisbol...un abrazo
Leandro
Enhorabuena, es como cuando gana España al futbol. Te entiendo. Un fuerte abrazo
Que hermoso sentimiento el que expresas en este texto.
Solo se vive una vez!
¡Yo también celebré ese triunfo de mi querida DOMINICANA!
Un beso, querido Camilo.
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