La poesía no es una muchacha
a la que le puedas escribir
algunos versos apurados
un viernes en la tarde.
La poesía no es aquel amigo
hecho con las ruinas
de una montaña
y el polvo
de la República
(recuerdo
que se presentaba
que se presentaba
con los bolsillos vacíos
y un antiguo lazo
atado al cuello).
La poesía no es una pócima
que se pueda componer
con las imágenes,
las sombras,
el espanto,
los delirios y el deseo
que los poetas originarios
dejaron en nuestras manos.
La poesía es ese presentimiento
que nunca
aprenderemos a definir:
un viaje súbito a La Habana
por el temor de una despedida,
los ojos de una jovencita
dentro del agua que retoza,
la soledad
servida
en un vaso
al que siempre
le has temido.
La poesía, amiga mía,
es lo poco que vivirá
cuando todo lo demás sea polvo.
2 comentarios:
Inmenso...
Genial !!!
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