Es
un pequeño pueblo en el corazón de la llanura roja del occidente cubano. Era también un
corazón ferroviario, uno de los más importantes enlaces de la Línea Sur, donde se cruzaban el Ferrocarril de Matanzas con el de Júcaro, permitiendo llevar la caña y sacar el azúcar de todos los ingenios de esa
región.
Allí nacía el ramal Esles, que se adentraba por los cañaverales más profundos de Cienfuegos. De niño, me fascinaba ver la multitud de veletas y señales que había por todo su patio, que eran comandadas desde una inmensa máquina interlocking con más de diez palancas.
Allí nacía el ramal Esles, que se adentraba por los cañaverales más profundos de Cienfuegos. De niño, me fascinaba ver la multitud de veletas y señales que había por todo su patio, que eran comandadas desde una inmensa máquina interlocking con más de diez palancas.
Una
vez, viajando de La Habana a Cienfuegos, el tren lechero se detuvo allí a la
hora del almuerzo. Conseguimos pizzas y unos refrescos de sabor indescifrable.
Me veo claramente en el estribo del vagón de equipaje, diciéndole adiós al maquinista
de una inmensa locomotora de vapor que se cruzó con nosotros. Estaba feliz de
volver a casa.
Al
ramal Esles se lo tragó la manigua, los centrales azucareros fueron demolidos o
ya no producen, la pequeña estación de madera fue arrancada de raíz por un
ciclón, el tren lechero apenas circula… Guareiras debe de estar irreconocible,
como la mayoría de las ruinas que se extienden a lo largo de toda Cuba.
Pero alguna vez ese pueblo fue un corazón, desde el que le dije adiós al maquinista de una inmensa locomotora de vapor. Estaba feliz de volver a casa.
Pero alguna vez ese pueblo fue un corazón, desde el que le dije adiós al maquinista de una inmensa locomotora de vapor. Estaba feliz de volver a casa.
3 comentarios:
precioso hasta hoy sigo anorando volver a casa .
y tienes razon toda cuba esta arazada por un hombre malo que al parecer no dejara nada .
Beautiful place,My Cuba Querida
Allí jugué de pequeño, allí vivieron un tío y una tía, hermanos de mi madre. Allí aun viven primos hermanos. Allí aprendí a patinar, aferrado a las barandas de los portales y sobre las aceras percudidas de tierra colorada. Allí quedo un retazo de amor infantil. Allí vi pasar esos trenes que mencionas en este refrescante relato. Gracias Camilo.
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