07 abril 2018

Los borrachos del Paradero de Camarones nunca cantaron boleros

El último turno de clases siempre tuvo rancheras de fondo. Nuestra aula, en la escuela Conrado Benítez del Paradero de Camarones, quedaba justo frente del traganíquel del bar Arelita. A las cinco en punto mi tío Cuquito Yero tiraba los primeros cinco centavos y ponía “El hijo del pueblo”.
Como una mano en la cintura, como si llevara pistolas, y con un vaso de aguardiente en alto, como si fuera de tequila, cantaba hacia la calle: “Yo no tengo la desgracia/ de no ser hijo del pueblo./ Yo me cuento entre la gente/ que no tiene falsedad./ Mi destino es muy parejo, yo lo quiero como venga…”
Los borrachos del Paradero de Camarones nunca cantaron boleros, dirimían sus angustias entre rancheras y corridos. Por eso, cuando ponían viejas películas mexicanas, el Cine Justo se abarrotaba. Cada vez que salía José Alfredo Jiménez, todos gritaban a coro: “¡Miren a Cuquito Yero, miren a Cuquito Yero!”.
Con el bigote de Pedro Infante y la mirada de Jorge Negrete, mi tío se quedaba sin menudo frente a la vieja máquina de la RCA Victor. Cuando terminaba el último trago, cedía su puesto frente al traganíquel, se subía a su caballo blanco y se perdía en la oscuridad de los cañaverales.
“Camino de Guanajuato/ que pasas por tantos pueblos/ no pases por Salamanca/ que ahí me hiere el recuerdo./ Vete rodeando veredas,/ no pases porque me muero —iba cantando—…Allí nomás tras Lomita, se ve Dolores, Hidalgo./ Yo allí me quedo paisano,/ Allí es mi pueblo adorado.” 
Con la mano izquierda sujetaba con fuerza la rienda; con la derecha, señalaba hacia diferentes puntos, como si Guanajuato y Salamanca en verdad estuvieran a su alcance. Lo último que se oía de él era un grito y, ya como un eco, tres palabras: “¡No te rajes!”.
Todas las tardes se repetía la misma escena, debe ser por eso que ahora la recuerdo como si la hubiera visto en la pantalla del Cine Justo, en blanco y negro. Debe ser por eso, también, que cada vez oigo a José Alfredo Jiménez me parece que por su “Camino de Guanajuato” puedo llegar a mi Paradero de Camarones.

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