24 septiembre 2017

Candelita

Junto a la terraza de nuestra cabaña, en la Loma de Thoreau, hay un pequeño monte. Cuando rompe el día y justo antes del anochecer, pueden verse muchas aves entre las ramas. Gracias a dos libros, uno sobre las de Cuba y otro sobre las de República Dominicana y Haití, he logrado identificarlas.
Ya sus voces me son familiares. Al más mínimo sonido, sé de quién se trata. Ayer en la tarde, mientras Diana servía un cocido (que, dicho sea de paso, le quedó delicioso), escuché un algo que nunca antes había salido del pequeño monte. Sonaba tal como lo describen los libros: tsit, tsit, tsit…
Empecé a buscar entre las ramas hasta que por fin di con el macho, que tiene la garganta y el pecho negro con parchos anaranjados en las alas, la cola y los costados. Con esa imagen en la cabeza me fui a las láminas y enseguida lo identifiqué. ¡Es inconfundible!
Tanto en Cuba como en República Dominicana le llaman Candelita. El Setophaga ruticilla vive y se reproduce desde el suroeste de Alaska y el sur de Labrador hasta Texas, Alabama y Carolina del Norte. A República Dominicana y Cuba llegan las hembras en septiembre y los machos en octubre.
Cuando le comenté mi hallazgo por chat a Mario Dávalos, me hizo notar que este año los machos se han adelantado. ¿Los habrán alertado los huracanes Irma y María?, me pregunté. Traté de hacerle una foto, pero ya había oscurecido demasiado y él estaba muy inquieto, como si aún se estuviera adaptando a su nueva residencia.
En todo el Caribe solo hay documentados dos nidos, uno en Camagüey y el otro en La Habana. Aunque es improbable que hagan un nido aquí, les deseo una feliz estancia en la Loma de Thoreau. Es por eso que le doy la bienvenida en todos sus nombres: Ti Tchit demidè, Demi-deuil, Black-and-white Warbler… ¡Esta es tu casa, Candelita!

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