16 mayo 2016

Imaginemos cómo será Santo Domingo sin Roberto Salcedo

Roberto Salcedo era un comediante de televisión cuando decidió ser alcalde del corazón de Santo Domingo. Otro artista, muchísimo más talentoso que él, pero igual de ineficiente al frente de la municipalidad, Jhonny Ventura, había sido su antecesor. Pasamos de una Capital musical a otra que daba risa.
Durante los 12 años de Roberto Salcedo, la alcaldía dejó de pensar al Distrito Nacional como una ciudad y la gestionó como si fuera un escenario. Solo así se explican el Zooberto (probablemente el parque más feo y ridículo del mundo), Brillante Navidad (un grotesco espectáculo de luces en un país con serios problemas de generación) y  Güibia Semana Santa (una playa artificial en medio de la calle, ¡justo al lado del mar!).
La Capital de los dominicanos es también, por su importancia económica, la capital del Caribe insular. Durante los 12 años que Roberto Salcedo se mantuvo al frente de la Alcaldía, el Distrito Nacional creció de una manera desorbitada hacia arriba. Como el Alcalde estaba concentrado en entretener (que es lo que en verdad sabe hacer), esos casi tres lustros pueden considerarse perdidos para la ciudad.
Cada vez que la Alcaldía hacía algo, la gente lo bautizaba con un nombre despectivo. Al parque lleno de monstruos, todos le llaman Zooberto; a los espacios públicos que pintó al estilo Willy Wonka, canquiñas. En el antiguo zoológico, donde está actualmente el Conservatorio Nacional, hizo un anfiteatro que le hace la vida imposible a todos los que viven en sus alrededores.
Más que un alcalde, Roberto Salcedo fue un animador sociocultural populista y prepotente, que entretenía a unos (a cambio de votos) e imponía sus ocurrencias a todos. Ahora que, según los primeros boletines de la Junta Central Electoral, parece que nos hemos librado de Roberto Salcedo, imaginemos un Santo Domingo sin él.
Los dominicanos merecen una Capital más limpia y organizada, que cuando llueva no se convierta en Venecia y cuando escampe deje de ser un caos. Los dominicanos merecen una Capital llena de árboles y con muchos más parques. Los dominicanos merecen una Capital ordenada, limpia, habitable, que represente de verdad su diversidad cultural y su alegría.
Imaginemos un Santo Domingo que no le de risa a nadie, donde todos los que la viven estén orgullosos de ella.

3 comentarios:

Irasema Jiminian dijo...

Gracias Camilo! Te quiero! No podria decirlo mejor! Abrazo!

Mirtis dijo...

Excelente, verídico, cómico y merecido análisis de esa gestión.

Mirtis dijo...

Excelente, verídico, cómico y merecido análisis de esa gestión.