06 mayo 2016

Nace Ediciones El Fogonero

Portada del primer libro de Ediciones El Fogonero.
A Diana Sarlabous le debo muchas cosas. Desde la noche del 25 de julio (por suerte faltaban unos minutos para que fuera 26, ninguno de los dos nos hubiéramos perdonado esa fecha para nuestro aniversario), no me imagino mi vida sin ella.
Hace unos días, Marianela Boán y Alejandro Aguilar (quienes han sido los testigos de excepción de nuestra historia) nos hicieron notar cuánto hemos cambiado los dos desde que nos conocimos. “Ambos —dijo Marianela con ese énfasis que ella le pone siempre a la primera palabra de una oración— son muy diferentes a como eran antes de conocerse”.
Lo cierto es que hemos construido y sembrado muchas cosas juntos. Y cada vez que levantamos o plantamos algo, nuestro vínculo se hace aún más fuerte. Aunque apenas cumpliremos cinco años, a los dos nos parece que ha sido mucho, muchísimo más tiempo.
Una de las cosas en que Diana más me ha ayudado, es en aprender a concretar los proyectos (ella es financiera, los números siempre tienen que cuadrarle). Así fue que mi labor como consultor en estrategias de comunicación y producción de contenidos empezó a tener estructura.
A partir de ese momento, El Fogonero, además de ser el blog donde tengo la libertad para ser yo mismo, se convirtió en una pequeña empresa. Como resultado de eso, este año podré comenzar a publicar mis libros en una colección, como siempre me los imaginé.
La edad me ha despojado de toda presunción. No tengo otro afán que no sea el de ver crecer las páginas como crecen en la Loma de Thoreau los pinos, los  júcaros, los ocujes y las caobas. Ya no escribo con la intención de que me recuerden; es simplemente algo que no puedo evitar, como el café de la mañana o el ron de las tardes.
Este año publicaremos cuatro libros: Como si fuera sábado (las columnas de la revista Estilos), La vuelta a Cuba (las crónicas de nuestro viaje al Paradero de Camarones y El Cristo en 2011), Cosas que nadie debería recordar (poemas inéditos de diferentes épocas) y Resort (un libro de cuentos que sucede en suelo dominicano y donde no hay ni una sola alusión a Cuba).
Además de Diana y su voluntariosa persistencia, me han inspirado mucho las pequeñas casas editoriales que han emergido después de ese diluvio que, por un momento, nos hizo pensar que el libro de papel desaparecería. Soy un individuo del siglo pasado, por eso intentaré una vez más que mis palabras puedan tocarse.
Con ustedes, Ediciones El Fogonero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aleluya!!!! Excelente noticia.brindó por que 'las palabras puedan tocarse".

Ismaelvaldivia.com dijo...

Enhorabuena, Camilo! Felicidades. Las que dan el esfuerzo y las buenas ganas. Un abrazo, y les deseo suerte que es algo así como empeño y paciencia.