12 enero 2016

El silencio inoculado

Justo este fin de semana tuve una discusión con unos amigos sobre el tema. Hacíamos un resumen de todo lo que ha ocurrido en el último año, después que Barack Obama y Raúl Castro hicieron el célebre intercambio de espías, banderas y parabienes. Como entonces, mantuve mi escepticismo. Ellos, ya sin el mismo entusiasmo, insistieron en ser optimistas.
Después de hacer fantasiosas elucubraciones y poner sobre la mesa un sinnúmero de variables, alguien advirtió que por eso lo mejor era no meterse en política. “La hostilidad y la confrontación son en estos momentos una pantalla para acabar de atar cabos y amarrar todos los acuerdos”, se dijo, en resumen.
“¿Y qué hacer con el país que se ha destruido, con la nación que quedó en ruinas, con los once de millones que permanecen encerrados dentro de una dictadura?”, pregunté. Pocas horas después de nuestra discusión, Antonio G. Rodiles, Ailer María González  y un grupo de activistas de #TodosMarchamos salieron a las calles de La Habana.
Algunos de ellos, mientras forcejeaban con los agentes de la Seguridad del Estado, sintieron un pinchazo. Al llegar a sus casas, comprobaron que tenían moretones en sus cuerpos. ¿Les inocularon una sustancia nociva? A lo mejor nunca lo sabremos. Aun si un día se llega a saber, es muy probable que muchos insistan en seguir callados.
Hay miles de excusas para no denunciar ni protestar por lo que ocurre en Cuba. Cada quien elige la que mejor le queda y, en honor a la verdad, está en su derecho. Pero yo, que hace ya 15 años conocí lo que significa vivir como un hombre libre, me niego a seguir llevando dentro de mi cuerpo el silencio que nos inocularon.
Es muy probable que no logre otra cosa con eso que no sea buscarme problemas. Es casi seguro de que en la “Cuba del futuro” (no puedo escribir eso si no es entre comillas) tenga todavía menos oportunidades que los que ahora permanecen calladitos y expectantes. Pero ya que soy un hombre adolorido y cobarde, que no sirve para casi nada, por lo menos debo tratar de ser honesto.
Conmigo y con ellos, con todos.

7 comentarios:

Lilo Vilaplana dijo...

El silencio inoculado es un gran post que debemos divulgar. De verdad cuanto dolor de patria frente a este exceso de tolerancia con unos asesinos en el poder de un país por 57 años ininterrumpidos. Gracias Camilo, lo comparto en mi muro.

Rogelio Obaya dijo...

Las "oportunidades" las tendrán los oportunistas de siempre, esos que parasitan con su complicidad un proyecto sin rumbo, el círculo de los sobrevivientes en cualquier circunstancia, la burguesía de la revolución, los administradores de la crisis, la cúpula marcial devenida en honorable casta empresarial, los burócratas de siete vidas (y de siete suelas)...

Anónimo dijo...

GUAJIRITO, BERLIN TE ADORA Y TE ADMIRA.

ANIA dijo...

Estaras adolorido y diras que eres cobarde pero siempre te he admirado por tu valentia y por decir lo que piensas aunque te jodas... desde que te conocí cuando llegasta a Cienfuegos de la ENA con aquel pelo largo y en alpargatas jeje te admiro mucho por eso... estas igualito solo que te pelaste pero sigues siendo el mismito Camilo inteligente y contestatario que conoci...

Anónimo dijo...

LOS CASTRO SON UNOS CRIMINALES Y LO UNICO QUE ESTAN NEGOCIANDO CON OBAMA ES SU IMPUNIDAD Y LA FORTUNA DE SUS DESCENDIENTES. ARRUINARON A CUBA Y SE QUIEREN QUEDAR CON LO POCO QUE QUEDA PARA SIEMPRE.

Unknown dijo...

eso digo yo... en contra de muchos que me dicen que me calle.... digo aqui y ya lo he dicho y lo vuelvo a decir que estoy muy pr=eocupada por lo que esta pasando en Cuba con nuestro hermanos opositores, y muy especialmente, lo qu eha sucedido este fin de semana con eso de los pinchazos y los moretones... puede ser que estemos paranoicos, pero no sera ni la primera vez ni la ultima vez que hagan algo asi de inocular cualqueir bacteria, o quien sabe... y es la hora de no quedarnos caallados. y hay que denunciar, y denunciar y sobre todo para que aquellos que aun defienden la tirania ccastro se enteren de todo loq ue pasa y de que esa tirania no tiene nada absolutamente nada de bueno...

Anónimo dijo...

La honestidad es una muestra de valentía...creo que la mayor.