03 enero 2015

Yuyo Serralvo, el primer delegado

En 2011, junto a Aracelia y Yuyo, dos de los personajes más queridos de mi pueblo.
En 2011, cuando regresé al Paradero de Camarones después de 10 años de ausencia, Yuyo Serralvo me abrazó con fuerza. Sentí sus huesos incrustados en mi pecho y en mi espalda. “Camilito, cará, yo creía que me iba a morir sin volver a verte”. Esa fue la primera y única vez que lo vi llorando.
Él fue el primer delegado del Poder Popular en mi pueblo. Llegó a ser el más antiguo de la provincia de Cienfuegos, porque siempre lo reelegían por abrumadora mayoría (el delegado es el único cargo público que se elije en Cuba por voto directo desde hace 57 años).
Aunque era un humilde obrero azucarero, tenía la resolución de un estadista. Con su machete despejó en cuadro de 400 pies de largo en medio de un cañaveral. “¡Ya tenemos estadio de pelota en el Paradero de Camarones!”, dijo al final, exhausto, rojo como un tomate.
Hizo aceras, un parque infantil y alumbró a todo el pueblo con luces de mercurio (entonces la gente se reunía debajo de los postes para comprobar que la ropa cambiaba de color). Pero el mayor sueño de Yuyo fue conseguir un mar donde echarle flores a Camilo.
Como el río más cercano está a 7 kilómetros, solucionó el asunto construyendo un estanque. Cada 28 de octubre, los estudiantes de la escuela rural Conrado Benítez teníamos que cargar cubos de agua hasta que aquel muro se viera como un malecón.
Muy ceremonioso, Yuyo vertía en él azul de metileno. Cuando el agua alcanzaba el color del mar, daba un discurso que siempre terminaba con la misma frase: “En el pueblo hay muchos Camilo y el Paradero de Camarones tiene su Camilo”. Entonces, mientras todos aplaudían, él me cargaba sobre sus hombros.
Una vez, en medio de una enorme discusión por algo que no recuerdo, su esposa trató de calmarlo: “Yuyo, no cojas tanta lucha con este pueblo, que cuando tú te mueras nadie se va a acordar de ti ni de lo que hiciste”. Me buscó con una sonrisa cómplice: “¿Tú oíste eso, Camilito? —dijo sujetándome fuerte del brazo— Angelita cree que yo me voy a morir”.
Aunque era marxista y se cagaba en Dios a cada momento, él es capaz de resucitar para seguir haciendo cosas por el Paradero de Camarones. Búsquenlo bien, que a lo mejor aparece.

4 comentarios:

Pedro Silva dijo...

Tu nobleza ya te inmortalizo
Excelente camilo ,un gran abrazo .me identifico mucho con tu manera de ver el mundo
yo nací en lugar olvidado y apartado entre campesinos y personas humildes que solo se quejaban de que no había café ni azúcar entonces con chicharo y rapadura hacían el intento para no perder el habito .Ahí nací y ahí vivo solo del recuerdo de aquellos que ni maldecían ni odiaban hoy casi todos difunto ,yo no he vuelto a cuba en 10 anos ,yuli lo ha hecho por mi a conocer mis ex vecino y amigo .la primera vez que fue a mulas el saludo fue pedrito sigue siendo patriota ?,Perucho figueredo era el héroe en mis juegos a los 5 y 6 anos ,di una perrets por una bandera mi madre me hizo una y fue repudiada y a mi no me dejaron sacar la bandera ,esa es la cuba que fundo castro un montón de paranoicos desalmados con estomago vació .
mi abrazo es por siempre ,los quiero pedro.
Esto de cuba es casi genético pues mi niño chico es una replica ,pues para referirce a cuba se pone su mano en el corazón .

Gustavo Luis Moré dijo...

Qué bello, Camilo.

Anónimo dijo...

BESTIAL.

Freddy Ginebra dijo...

Tienes que recolectar todos estos entrañables artículos y publicarlos algún día. Son hermosísimos y conmovedores. Te abrazo y te quiero.