14 mayo 2014

Gordos y flacos



Tenemos una perra. se llama Laika II y es una bóxer blanca. Laika I fue la compañera de mi infancia. Era hija de la pastora alemana de Chena con un héroe anónimo. Nunca se supo cuál de los tantos perros satos del Paradero de Camarones fue capaz de montar aquella belleza teutona.
Hoy Diana se quejó de que todos los días le comento lo mismo. Poco antes del primer café le pregunto si Laika II está flaca o gorda. “Has convertido el peso de la perra en una obsesión”, fueron sus palabras. Entonces tuve que explicarle que vengo de un lugar donde teníamos dos unidades de medidas básicas.
Gordos y flacos, para la salud. Lluvia o seca, para todo lo demás. De eso hablaban nuestros viejos cuando se reunían en el Bar Arelita, justo antes de que anocheciera: “Chico, qué bien está Rao, vino cebao de La Habana”; “en cualquier momento la yegua de Isidro cae redonda, está muerta de flaca”, “si sigue esta seca voy a perder el arroz”, “estos aguaceritos me van joder los frijoles”…
Aunque luego conocí muchas otras unidades de medida y he tendido que ser parte de culturas muy diferentes, en el fondo me sigo comportando como aquellos individuos. La inmensa mayoría eran canarios, unos pocos asturianos, dos o tres gallegos, una sola familia de mulatos y una pobreza unánime, que lo unificaba todo.
Mientras bajaba a la calle, para que Laika II hiciera sus necesidades, iba pensando en estas cosas. Siempre me quedo rezagado y la dejo avanzar sola hasta un pequeño yerbazal lleno de tomeguines. Ella, en vano, trata de darle alcance a una de las tantas aves que hay allí. Yo, feliz por otro amanecer dominicano, me concentro en el peso de mi perra.
—¿Está más flaca o ha engordado? —me pregunto a mí mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraordinario relato!. Hermosa fotografía de una ruralidad entinguida. Como los jubos, las ranatoros, los dajaos y los nombres de las yuntas de bueyes!. Gracias Camilo!.

Anónimo dijo...

Excelente camilo, gracias por hacerme volver a la infancia. Saludos desde Bogotá. Orlando