23 mayo 2014

Apat(r)ía

Siempre tengo deseos de volver a Cuba. Desde el año 2000, en que me fui, no se me quitan las ganas de regresar a mi país. En 2011, cuando por fin volvimos, los 15 días que estuvimos allí no nos alcanzaron; ni a mí ni a Diana Sarlabous. 
Cuando Marianela Boan y Alejandro Aguilar nos dijeron que viajarían a La Habana a finales de mayo, trataron de convencernos para que fueramos con ellos. Diana y yo nos miramos y bajamos la cabeza al unísono: ninguno de los dos tenía deseos de volver. 
Sospecho que es un estado de ánimo, alguna patraña de la desilusión. Pero lo cierto es que no me entusiasma estar en la Cuba de ahora mismo. No puedo explicarlo, es una extraña apat(r)ía. Aun así, quiero que Ale y Marianela disfruten la mejor Habana de todas, que sean todavía más felicies de lo que ellos se merecen. 
En El Bohío, en el corazón de Santo Domingo, hay dos abrazos esperando por ellos.

Publiqué este pequeño post en Facebook, a las 11:40 a.m. Unos 21 minutos después, Wichy García Fuentes escribió en su muro un comentario relacionado con él. Fueron sus palabras y no las mías las que me animaron a transportar ambos textos para El Fogonero.

"Apatría: término acuñado por el poeta Camilo Venegas, que define la desidia ante la posibilidad de permanecer en (o visitar a) la patria, sin dejar de tenerla presente. Queda establecida la diferencia entre "apátrico" y "apátrida". Apátrico es aquel que ama a su nación, pero que, por razones ajenas (las razones del apátrida serían irremisiblemente propias) evita el contacto con esta".
                                                                                                             Wichy García Fuentes

9 comentarios:

Renay Chinea dijo...

Apatría! Jeje eres incurable!

Wichy García Fuentes dijo...

Es como el sueño - o pesadilla - recurrente de tantos emigrados, verse en Cuba sin poder salir otra vez. Se sueña con un país sin dejar de amarlo, pero ya no podemos vivir en él.

Renay Chinea dijo...

Le llevé en noviembre, una camiseta del Barça a un amigo. No lo encontré. 1ro porque no queda nadie a quien preguntarle.. y esa sí que es mala, la terrible soledad del que regresa. Me he sentido mas solo en El Vedado que en Finlandia..!

Ileana Medina Hernández dijo...

A mí me supone un desgaste económico, fisico, emocional e intelectual que también me cuesta mucho asumir.
Pienso que por el mismo dinero me voy de vacaciones a cualquier parte, hasta yo qué sé, a Bali, y con muchos menos dolores de cabeza.

Ares Marrero María dijo...

Lo entiendo... y créeme, me ocurre lo mismo. Exactamente. Llevo 26 años sin ir. Me ha costado tanto......... cubos de bilis........... Es algo difícil de poner en palabras... Es como enfrentarse nuevamente a todo lo disfuncional de nuestro pasado, que es justamente lo que necesitamos superar. Me gustó eso de "apat(r)ía" ........ El asunto es que los humanos estamos dotados para reprogramar el chip del alma... sólo que a veces no sabemos cómo hacerlo. Pero es legítimo. Es inteligente. Es necesario. La "Patria" nos habita... pero incluso eso lo decidimos nosotros. Gracias. Hoy he cortado mi última amarra... perdona si me extendí, pero el tema, ya sabes, toca de cerca.

Lorenzo Aguiar Pineda dijo...

Yo voy con ustedes en el mismo bote...mi ultimo viaje en el 2001 me lanzó esa sensacion de soledad, la ausencia de rostros conocidos en cualquier multitud, lloras cuando el puff! del aire caliente en el Jose Marti te sopapea el rostro bajando del avion y lloras cuando ves, si el dia es luminoso, los cuadrados y circulos de tierras colora'as, amarillas y verdes quedarse alla abajo el dia que te vas...es el precio de nuestra incapacidad de habitar en dos espacios al mismo tiempo y que con los años se planta donde respiramos, donde vivimos y nos relacionamos con el entorno. De donde salimos y su significado quedará guardado en esa misma maleta que nos traimos el dia que nos fuimos, y como maleta que va cogiendo polvo y cambiando de sitios, un dia la guardamos y no la abriremos mas hasta que tengamos que mudarnos....yo tambien me extendi en el tema, pero fue la apatría que comparto con Camilo Venegas Yero la que revolvio estas ideas...

Bebo Cárdenas dijo...

Te entiendo Camilo, yo fuí unas cuantas veces después de mi partida, tragando cada buche amargo hasta que pude. La gota que colmó la copa fue hace 8 años cuando intentamos entrar a una sala de internet mi esposa y yo y desde que entramos por la puerta sin hablar una sola palabra -quizás lo de cubano = mierda en nuestro país, lo llevamos como aura- la oficinista arreglándose las uñas, sin mirarnos a la cara y en cubano de cuartería nos dijo …usted sí, pero él no. Mi esposa que ya conoce el paño le dijo …el lleva 20 años en el extranjero …no importa, sigue siendo cubano = Mierda.

Amir Valle dijo...

Yo, querido Camilo, un día descubrí que, además de que no me dejan entrar aún y que no pienso pedir permiso a nadie para entrar a mi propia casa, me estaba sucediendo algo muy curioso: en sólo un año, en los diez viajes que hice a Estados Unidos, Italia, España, Holanda, Luxemburgo, Portugal, Colombia, Panamá, Costa Rica y México me vi conversando SOBRE NUESTROS AÑOS CUBANOS con esos rostros conocidos que eran mis amigos y hermanos en Cuba. Tuve, en ese año, la convicción de haberme conseguido mi viejo sueño de infancia, cuando ni siquiera sabía qué había más allá del mar de nuestra isla: ser un ciudadano del mundo. Después, cuando he visto las depresiones y los sufrimientos que arrastran otros amigos cubanos que han ido a Cuba luego de muchos años, me he ratificado como ciudadano del mundo. Desde entonces, lo confieso, sólo anhelo el abrazo de mis padres (soy hijo único) y me he preparado para el peor momento y para la posibilidad de no poder ir a sepultarlos. La Cuba que vivimos, el país que dejamos, lo descubrí con el paso del tiempo, sólo existe en nuestras mentes ya desde ese primer momento en que el avión despegó cuando dejamos atrás por primera vez la isla.

El Loco dijo...

Hola Camilo, vivo en Calgary, provincia de Albert, Canadá. Es el lugar menos parecido a Cuba que puedes imaginar. El segundo fin de semana de Mayo nos regaló 25 centímetros de nieve.

Escapé de Cuba a Colombia en 1995, estuve visitando la isla hasta el 2003, esa última vez le avisé a mi Madre:

- Quien desee verme que visité Canadá.

Remedando a nuestro Martí

Harían bien en quitar
A los Castros del poder
Porque si están sus esbirros
No sé, yo no puedo entrar.

Gracias

Juanca