28 marzo 2014

Pilla, manigüera, insurrecta

Cuando era chiquita, veíamos juntos una y otra vez Las aventuras de Elpidio Valdés, el célebre animado cubano. Entonces, tenía que explicarle contra quienes luchaban el pequeño mambí y su inseparable caballo Palmiche. Recuerdo sus carcajadas cuando el general Resoplez, el enemigo acérrimo del coronel Valdés, profería sus insultos: pillo, manigüero, insurrecto...
De alguna manera, la historia de Tocororo Macho, el pueblo donde Elpidio hace de las suyas, me sirvió para contarle la historia de Cuba. Lo más difícil fue explicarle cómo, a partir de un momento, los buenos también se habían convertido en malos. Esa fue una de las razones por las que, cuando cumplió 7 años, decidimos que siguiera creciendo en un país libre, donde pudiera decir lo que pensaba sin temor a ser perseguida por eso.
En sus maletas trajo todas las películas de Elpidio Valdés. Pero estaban en unos viejos VHS y llegó un momento en que no hubo forma de seguir viéndolas. A partir de entonces, Ana Rosario tuvo que elegir otros héroes y otros villanos. La mayoría de ellos comenzaron a ser individuos de la vida real.
Hay temas en los que no nos ponemos de acuerdo. Hemos llegado a discutir acaloradamente sobre determinadas cosas, pero al final acabo cediendo ante su pasión y, sobre todo, ante sus innegociables convicciones: jamás da el brazo a torcer si no se le convence con argumentos.
En República Dominicana fue contestataria, irreverente y provocadora hasta que se fue a vivir a España. Ya no es la niña que se sentaba en mis piernas a cantar la cancioncita de Elpidio Valdés. Ahora estudia Derecho y Política en la Universidad Carlos III. Es casi de mi tamaño, pero hay algo en ella que no ha cambiado en lo más mínimo: sigue siendo pilla, manigüera, insurrecta.

2 comentarios:

Katya Moreira dijo...

Lindo me encanto, coño me hiciste llorar....

Jenny Quintana dijo...

Muy bueno, me hizo recordar mi niñez y lo que dices de los buenos que se convirtieron en malos, en fin, me encantó!