19 junio 2013

La vuelta a Cuba en 16 días


(Introducción al libro La vuelta a Cuba, que Capital Books presentará en septiembre de 2013)

La inmensa mayoría de los textos que aquí se recogen están publicados en mi blog El Fogonero. Ninguno de ellos fue concebido para que resistiera la prueba de la tinta. Su hábitat es una bitácora virtual, donde rehago, corrijo y borro constantemente. Estas son las más recientes versiones, pero no las últimas. Es probable que, si se vuelve a la web, se hallen más cambios y recreaciones. Esa obsesión es ya incorregible.
El mismo día que Diana Sarlabous me propuso que hiciéramos juntos un viaje de regreso a Cuba, decidí llevar un diario. Lo hice tratando de no volver a caer en una trampa. Muchas veces, cuando intento recordar alguna experiencia, los detalles son tan insuficientes que no puedo resolver nada con ellos. Siempre acabo haciéndome la misma pregunta: ¿por qué no hice apuntes?
Me compré un cuaderno Black n’ Red, tijeras y lápices. Pegué en ellas los itinerarios que haríamos, la tabla de distancias y un sinnúmero de claves que nos guiarían durante los trayectos. Cada vez que llegábamos a un hotel, Diana sacaba el cuaderno y me lo ponía delante. Pero nunca funcionó. No escribí casi nada y lo poco que puse apenas tiene relevancia.
Cuba me dejó sin palabras, literalmente. Una vez de regreso en Santo Domingo, se me deshizo el nudo que tenía en la cabeza y comencé a publicar los posts en el blog. Debo confesar que, de no haber sido por las interacciones de muchos amigos y no pocos desconocidos, no habría escrito tanto. Este libro existe por ellos y por Diana, que tiene una manera de dar aliento que no deja cabida al reposo.
Llegamos al aeropuerto de Rancho Boyeros en la tarde del 17 de septiembre de 2011. Nos fuimos de Cuba el 2 de octubre. Entre esas dos fechas ocurrieron la mayoría de las cosas que aquí se cuentan. Al principio advertí que estos textos están sacados de su ambiente original, que es la web. Es probable que el papel aumente sus defectos. Si alguna queja tengo de ellos, es que no alcanzan a traducir la intensidad de todo lo que vivimos.
Mientras estaba en el proceso de copiar y pegar los posts en un archivo de Word, di con otros textos que también encontraron cabida aquí. Me cuesta mucho trabajo respetar la pureza de los géneros, me agobia atenerme a los hechos; prefiero intercambiar formas literarias y subvertir fechas. Eso me ayuda a que las cosas se parezcan más a lo que hubiera querido que fueran.
Cuando era niño, mi padre solía llevarme de vacaciones al Hotel Hanabanilla, en las montañas del Escambray. Hasta allí llegaban unos ómnibus enormes con una gran cartel en el costado: “La vuelta a Cuba”. Mi cara de asombro durante este viaje de regreso, debió parecerse mucho a la de aquellos turistas, que por lo regular eran soviéticos, húngaros o búlgaros. Los lugares me parecieron tan extraños como a ellos.
A Diana se la llevaron de Cuba a los cinco años y no volvió hasta cuatro décadas después (justo unos meses antes de nuestro viaje). Por eso insistía en que le enseñara el país que ella no pudo vivir. Eso me convirtió, sin quererlo, en un guía turístico. Pero no previmos algo y eso nos hizo cometer un error de cálculo. Ninguno de los dos, ni Cuba ni yo, éramos los mismos.
No intentamos conocer ni entender la Cuba actual. Las experiencias que vivimos sucedieron dentro de la ruta que nos habíamos trazado: los amigos más entrañables que quedan en La Habana y los familiares que aún viven en Las Villas y Oriente. Este libro es fruto de esos encuentros y de varios cotejos: nostalgia y presente, pasado y realidad, literatura y olvido.
La ilustración de la portada del libro, realizada por Basic, está basada en una fotografía que hizo Diana Sarlabous de la puerta de la estación de ferrocarril del Paradero de Camarones.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fogonero:

Lee esto y dinos que piensas:

http://www.radioprogreso.icrt.cu/especiales/01170613.html

Loca del blog dijo...

No fui yo quien puso el enlace, pues aunque lo trate en mi blog, siempre firmo, pero igual em gustaria que hablaras de William Van Horne

Rosanna dijo...

Me encanta haber conocido ahora a un poeta y escritor de la tierra cubana, saludos desde Paraguay !!