10 diciembre 2012

Ángel para un final


No puedo presumir de todos los hermanos que decía tener Atahualpa Yupanqui. Los míos siempre se han podido contar. Entre esos pocos, desde hace 20 años, Ángel Santiestéban ocupa uno de los lugares más cercanos. Nada ha logrado romper el vínculo que se creó entre nosotros en cuanto nos conocimos. Teníamos más de una razón para ello.
Mimí, la madre de Angelito, fue amiga de la infancia de Lérida, la mía, allá en San Fernando de Camarones. Luego él pasó parte de su infancia en Cruces. Aunque nunca nos vimos en esa época, compartíamos la misma nostalgia municipal. Los trenes en los que él jugaba a los pistoleros con sus amigos, cinco kilómetros después se convertían en los míos.
Cuando Mimí murió, él le empezó a decir “madre” a Lérida. Más de una vez he vivido con ellos algo de lo que, el hecho de ser hijo único, me había privado. Mami le ha cocinado, lavado y planchado a Angelito. Eso, al menos en la cultura a la que pertenezco, es una especie de cordón umbilical.
La última vez que estuvimos juntos cometí dos errores. El primero fue permitirle que regresara a Cuba. José Rafael Lantigua, entonces ministro de Cultura en República Dominicana, le había propuesto que dirigiera un taller literario. Más de una vez, José Rafael me pidió que lo convenciera. Pero no hice todo lo posible para lograrlo.
El segundo fue cuando le di “cuerda” para que creara un blog (suelo hacer eso con la gente  que quiero leer a menudo y no encuentro la manera de hacerlo). Angelito aún no entendía muy bien en qué consistían las bitácoras y yo no descansé hasta que lo tuvo bien claro. Poco después comenzó la aventura de Los hijos que nadie quiso.
No quiero referirme al absurdo y grotesco proceso judicial que acaba de condenar a Angelito a 5 años de cárcel. Sobra información sobre eso en la red. Si algo tengo que decir al respecto, no sería a los lectores de El Fogonero sino a Kenia, a quien recuerdo con mucho cariño y con quien compartí momentos inolvidables.
Recuerdo el día que Angelito me llevó en su camioneta a decirle adiós al Paradero de Camarones. Kenia se despidió de él como si se fuera a una guerra. Lo besó y lo abrazó como hacen las novias de los soldados en las películas.
Yo sé que ella ha sido tan víctima como él. Por eso le pido, en el improbable caso de que me escuche, que trate de frenar esa farsa. Que lo haga por Angelito, pero también por aquella muchacha, espléndida y feliz, que tenía la mirada más dulce de Cojímar.
Al final la historia absolverá a Ángel Santiestéban de cada cargo que esgrime el régimen en su contra, pero aún estamos a tiempo de impedir que sea sumido en el oprobio de una mazmorra. Lo importante es que no nos quedemos callados, que no lo dejemos solo. Ojalá que Kenia también nos acompañe en esto.

9 comentarios:

TERESA dijo...

FUI TESTIGO DE ESA HERMANDAD QUE SE TENIAN USTEDES --- LA VIDA DA MUCHAS VUELTAS Y EN CUBA MAS. RECUERDO QUE EL TE DECIA NIÑO Y TE TRATABA COMO A UN HERMANO MENOR --- LE PIDO AL SEÑOR QUE NO VUELVA A LA CARCEL.

Lilo Vilaplana dijo...

Estoy muy preocupado por la vida de mi amigo Ángel Santiesteban y haciendo todo lo que esta a mi alcance para que el mundo se entere que la dictadura de los Castro en Cuba le armaron un expediente, que esa es una de sus "especialidades" desprestigiar a los que no piensen como ellos.

Wichy García dijo...

De la misma manera en que fui uno de esos a los que diste cranque para que abriera un blog, a través de ti llegué a Ángel, a la bella persona que materializaba a aquel escritor que ya conocía desde antes. Ahora estoy contigo, con ustedes, en esta bronca virtual, en esta única forma que nos queda para ayudar a una nueva víctima del aparato kafkiano. Ánimo.

Ángel Santiestéban-Prats dijo...

No sabes con cuanto amor leo tus palabras. Se que siempre estaras conmigo. Nuestras madres tuvieron un parto de jimaguas. Somos iguales en sentimientos, ideales, honestidad y ese amor por el arte que nos persigue constantemente. Un beso inmenso a Madre, en ella está el pedazo que mi madre me dejó. Nuestros abuelos vinieron de Lérida casi al unísono, y todos los domingos se reunían. Nuestras madres jugaban de niñas. Luego crecieron y para no dejarnos solos nos crearon a nosotros, para guardarnos de la oscuridad, el frío y las malas pasadas que la vida siempre nos brinda. Los quiero.

Leticia Cabrales Morales dijo...

Ay, Camilo, igual yo me pregunto por qué no lo animamos cuando estuvo en Valencia a que considerara un poco más el quedarse, o en Dominicana... y luego veíamos que su historia se iba enredando por aquí y por allá, y se iba quedando solo y todos los conflictos se los iban cambiando por los de cualquier vulgar delicuente, que es lo que suelen hacer allí. Tengo el corazón partío, no puedo imaginarme a Angel 5 años encerrado, encima por todas esas bárbaras acusaciones, mentiras, mezcladas con gente que yo sé que amaba.

Renay Chinea dijo...

Mal Rayo parta a ltodos los Castros y su banda de chivatos y adláteres de paga exigua!. Dan asco esta piara de cerdos de Biran!!

Anónimo dijo...

Esto tambien pudiera llamarse Balada De Los Dos Hermanos ya que te gusta jugar tanto con el Silvio verdadero de nuestra epoca maravillosa en la Habana; tu blog me encanta, es como si cada vez que escribes me regalaras un rayito de luz de mi Cuba linda y añorada, también comparto tu visión política, porque con esa dictadura llena de viejos cañengos nuestra patria nunca sera ese lugar hermoso que nuestros padres recuerdan. Bendiciones Camilo tienes un talento para escribir que seduce.
Lorelay Fernández desde Miami, FL

MAGALIS dijo...

MI SOLIDARIDAD CON ANGEN SANTIESTEBAN. YO VIVO EN MIAMI PERO EN CUBA ERA DE LA ISLA Y PERTENECIA AL TALLER LITERARIO. UNA VEZ SANTIESTEBAN Y TU FUERON DE JURADOS CON HERAS LEON Y LOPEZ SACHA. ME LLAMO LA ATENCION QUE USTEDES ERAN INSEPARABLES Y AHORA ENTIENDO POR QUE. SE VEIA QUE ERAN COMO HERMANOS Y MUY SIMPATICO HACIAN CHISTES DE TODO, AUNQUE A VECES SE BURLABAN DE LAS OBRAS DE LOS TALLERISTAS Y ESO ME CAYO MAL. PERO AHORA ENTIENDO QUE ES NORMAL,TRANQUILO!!!! DIOS QUIERA QUE SE LOGRE LIBRARLO DE LA CARCEL.

Unknown dijo...

Otra vez este fogon que cuece lento, pero bueno. Y voy al detalle, me hiciste recordar la camioneta negra, alta, que ra la envidia de La Habana. Cuando me enrole en la historia del taller del Chino Heras, Angelito nos dio un paseo a los guajiros por labana. Veo a Carlos esquivel con la risa de chico feliz, agachado alla tras, a Julio Jimenez y otros mas, pasamos por 2 como si fueramos bandidos acabados de aterrizar en la capi. al final nos fuimos con yoni guolker, como dice El Angel (que no bebio ni una gota) era el primer guiski de verdad, una reliquia que El Angel preparo para nosotros. Eso recuerdo.