21 febrero 2012

La sicosis del plato fuerte

Diana suele planificar el menú de la semana. Lo escribe sobre un pizarra de Martha Stewart que ha fijado en una de las paredes del refrigerador. El domingo pasado, mientras buscaba el hielo del “estribo”, descubrí que el miércoles no tendríamos “plato fuerte”.
Cuando le pregunté por qué ese día no comeríamos carne, argumentó que las lentejas tendrían chuletas ahumadas y chorizo, que eso era suficiente. Como mi protesta no tuvo éxito, le pedí ayuda a Odette Alonso a través de Twitter.
Hoy, en la sección “Almuerzo con…” de El País, entrevistan a la actriz Limara Meneses. “Los cubanos tenemos un trauma con la carne. Cuando llegué a España era todo carne, carne, carne; la gente me decía, pero niña, que te vas a enfermar”, dice la Rita de Chico, ese personaje de curvas y líneas inolvidables.
Yo, además del trauma de la carne, siento unos deseos irrefrenables de acopiar. Acumulo tubos de pasta, cepillos de dientes, jabones, pomos de colonia y desodorantes en cantidades absurdas. Cada vez que vamos al supermercado, Diana tiene que contener mi instinto acaparador.
Mañana, además de las lentejas con chuletas ahumadas y chorizo, comeremos milanesas de cerdo. Lo siento, es algo incorregible. Por eso me alivió tanto saber que Limara, cuando no es la fastuosa Rita, es un guajira de Ranchuelo que tampoco se ha librado de la sicosis del plato fuerte.
Como decía un enorme cartel que había en las puertas de nuestra provincia, todo lo que somos hoy se lo debemos por entero al socialismo.

8 comentarios:

Rodrigo Kuang dijo...

Yo no puedo botar los malditos botes de yogurt, los acumulo no sé por qué, y tengo un amigo que en España no podía deshacerse de los pomos plásticos de Coca-cola y tenía unos costales llenos de ellos en un cuarto de su apartamento.
Tampoco podemos dejar de pensar en que existe la carne y que la tenemos al alcance de la mano. Dejarla de comer un día sería algo así como pecaminoso. Y de cierta forma, aún estamos reponiendo la que nos faltó años atrás.

Gino Ginoris dijo...

Pues a mí el exilio me dio por botar cosas. Lo boto todo. Y créeme, cuando digo que boto cosas me refiero a casi todo a lo que se le puede alargar la vida útil.
Debe ser por ir a la contraria de mi casa en Cuba, donde “todo” se guardaba, hasta las sabanas que ya no daban más, por si un día hacían falta, me decían.

Odette Alonso dijo...

Chico, la verdad es que yo como carne en muy contadas ocasiones. Cuando me pediste ayuda, como hablaban de las chuletas, pensé que quería darte chuletas solas, por eso le dije del congrí, la yuca, los platanitos,las frituras y demás acompañamientos. Porque aquí en México lo que resulta verdaderamente asombroso es nuestra manera de juntarlo todo en un mismo plato... que así comen los cerdos, dicen.

Diana Sarlabous dijo...

Crecí con la costumbre del Plato Fuerte. Cuando viví en España aprendí que con los potajes se pueden resolver muchas cosas y que todo combinado se convierte en un plato fuerte. Con Camilo vuelvo a mis raíces. Mi mamá todavía se vuelve loca con las mesas suecas, el plato no le alcanza para servirse de todo lo que ofrecen, y se lo come aunque no le quepa.

Yurian Sánchez dijo...

Superando el plato fuerte o al menos cambiando que no sea carne o pescado. Solo tres combinaciones de alimentos por comida, no mas. Y si hay sancocho ese es mi Todo X Uno. Y si, acaparo vasijas, fundas y papel, mucho papel en especial periodicos.

José M. Fernández Pequeño dijo...

Camilo, para que tu radiografía de la sicosis cubana fuera absolutamente completa solo faltó esa irreprimible necesidad de no tirar comida, de comer aunque no tengas deseos para que nada se desperdicie y todo se aproveche. Mi madre es un caso patológico de esa tendencia.

Anónimo dijo...

Despues que Camilo pasó tanta hambre ahora exije.

S.A.

Anónimo dijo...

Puff. Es curioso. Cuando "acopio" algo, siempre es pensando en Cuba.

En los hoteles -viajo mucho por trabajo- agarro todas las cuchillas desechables un día trás otro.

A veces -otro trauma- imagino la aduana de algún pais diciendome que para que quiero todas las cuchillas...

Un imaginario yo, siempre temeroso de la autoridad, les dice "es para la familia, es para la familia..."

Contradictoriamente, en casa todo para la basura. Todo! Un poco lo que dice Gino.