06 diciembre 2011

Luisito

A Luis Alberto García lo conocí la noche en que Carlos Varela estrenó “Memorias”. Fue en la antigua casona de El Caimán Barbudo, donde un grupo de jóvenes creadores habíamos sido convocados por Bladimir Zamora para compartir versos y trovas (recuerdo también a Carlos Javier Bello, Norge Espinosa, Teresa Melo, Sigfredo Ariel y Ramón Fernández Larrea).
Allí advertí que Luisito no solo lloraba en las películas. El final de una buena canción o un verso demoledor también podían hacer que se le salieran las lágrimas. Luego coincidimos en muchos sitios, “con licores y damas, más de eso quien se acuerda”. Creo que la última vez fue en Bauta, en casa de Emilio Ichikawa.
Aunque estuvimos 10 años sin vernos, nunca dejaron de llegarme noticias suyas. Jamás perdimos el contacto, nunca faltaron los mensajes y el cariño. Poco antes de volver a Cuba, disfruté muchísimo la entrevista que le hizo Amaury Pérez en Con dos que se quieran.
Fue ahí, a través de la pantalla, que me reencontré con el Luisito que más yo extrañaba. El abrazo y el beso que nos dimos después, fue el pretexto para seguir compartiendo rones y ponernos al día. Justo en el programa de Amaury, él enumeró algunas cosas que lo hacen permanecer en su país.
Ya parece poco probable que Silvio y Pablo vuelvan a cantar juntos. Con todas las fuerzas de mi corazón, quisiera que Industriales nunca más gane un campeonato. Pero aún así, me gustaría que Luisito me esté esperando cada vez que yo vuelva a La Habana.
Es que ellos dos se entienden demasiado. A pesar de la gran diferencia de edad, parecen estar hechos el uno para el otro.

2 comentarios:

Niurka Calero dijo...

Y ahora hijo también del Ariguanabo, su esposa es originaria de allí.

Anónimo dijo...

Luis Alberto es agradable: pero ya harta verlo SIEMPRE EN TODAS LAS PELÍCULAS... como auqellos viejos actores checos o rumanos que salían EN TODAS....!! Hay que darle paso a los Novísimos.... uffffffffffff